Desde un principio Dios a deseado lo mejor para nosotros Dios quería que el hombre viviera en un paraíso y así lo dispuso desde el comienzo. Génesis 1: 26 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”
Nuestro
destino o el destino del hombre se vio alterado por culpa del pecado ahora se
ha cambiado de un destino fructífero y bendecido por un destino de tormento y
maldad.
El destino
de Manases y Efraín estaba atado a la suerte de Egipto ya que ahí nacieron y
sobre todo su madre era una egipcia.
Como Hacer para que Dios nos dé un mejor Destino.
1. Siendo
adoptados por Dios. En este caso Efraín y Manases deberían ser adoptados por
Jacob para ser herederos dignos en lugar de José. Génesis 48: 5 “Y ahora tus dos hijos Efraín y
Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, antes que viniese a ti a la
tierra de Egipto, míos son; como Rubén y Simeón, serán míos.”
Nosotros
éramos indignos y estábamos perdidos. Jehová nos adopta para poder llegar a ser
sus herederos. Gálatas 4: 5; Romanos 8: 15 “para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de
que recibiésemos la adopción de hijos. Pues no habéis recibido el espíritu
de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el
espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”
2. Dejando
que Dios Obre de Acuerdo a su voluntad y lógica divina. Génesis 48: 14 “Entonces Israel extendió su mano
derecha, y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano
izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque
Manasés era el primogénito”
3. No
Enojándonos con las decisiones que Dios tome. V 17 “Pero viendo José que su padre ponía la mano derecha sobre
la cabeza de Efraín, le causó esto disgusto; y asió la mano de su padre, para
cambiarla de la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.”
el no comprender los propósitos de Dios en nuestra vida hace que nos enojemos.
4. No corrigiendo
a Dios. V 18 “Y dijo José a su padre:
No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su
cabeza.” muchas veces nosotros nos creemos con el derecho der
decirle a Dios como hacer los milagros.
5.
Entendiendo que Dios lo sabe Todo. V 19 “Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé;
también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano
menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones”
las cosas malas que nos suceden no es porque Dios no sepa lo que está pasando.
Dios permite ciertas cosas en nuestra vida con el fin de hacernos crecer y
desarrollar.
6. Llamando
lo que no es como si fuera. Romanos 4: 17 “(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas
gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama
las cosas que no son, como si fuesen.”. Llamar lo que no es como si fuera es declarar
con autoridad lo que nosotros queremos que suceda en nuestra vida o la vida de
los demás. Joel 3: 10 “Forjad espadas de vuestros azadones,
lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy.”
Nosotros
podemos marcar el destino de los demás en especial el de nuestros hijos cuando
les decimos cosas tales como: Tú eres un campeón o tú no sirves para nada.
Muchos padres en lugar de lanzar palabras de bendición lanzan palabras de
Maldición.
7.
Cambiando nuestra manera de pensar. Filipenses 4: 8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen
nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
nuestros pensamientos determinan lo que podemos llegar a ser. La fe no solo es
poner nuestras manos al cielo a esperar un milagro. Si tú piensas que puedes
esa es tú Fe por lo tanto lo podrás lograr, si tú piensas que no puedes esa es
tú Fe por lo tanto nunca lo podrás conseguir.
No importa
que el mundo nos haya encasillado en un rumbo de fracaso Jesucristo puede
cambiar toda realidad y darnos un nuevo rumbo. La realidad del momento tal vez
diga que estás mal, pero Jesucristo puede cambiar esa verdad por algo mucho
mejor.