Mientras los líderes cristianos
llevan a sus miembros a una batalla campal entre los grupos religiosos, el
cristianismo cada día va de mal en peor.
El pueblo de Dios cada día se hace más
indolente. V 1-2 “Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos mueren, y
no hay quien entienda que dé delante de la aflicción es quitado el justo. 57:2
Entrará en la paz; descansarán en sus lechos todos los que andan delante de
Dios.” Cuando un cristiano se equivoca o peca es mucho más fácil que alguien
del mundo lo consuele que un hermano de la iglesia.
Por eso muchos que se equivocan ya no
pueden salir del mundo porque los mismos cristianos se encargan de hundirlo y
desprestigiarlo.
Por el afán de crecer en membresía,
cada día las personas mundanas sin ningún cambio en su corazón están dirigiendo
las iglesias. V 3-4 “Mas vosotros llegaos acá, hijos de la hechicera,
generación del adúltero y de la fornicaria. 57:4 ¿De quién os habéis burlado?
¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? No sois vosotros
hijos rebeldes, generación mentirosa,” en las iglesias cristianas Satanás
poco a poco está acabando con la palabra de Dios y la está remplazando por show
artísticos y espectáculos de milagros.
Cada vez el pueblo de Dios va en
retrocesos poco a poco y sin darse cuenta está llegando otra vez a un estado de
idolatría. V 5-6 “que os enfervorizáis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que
sacrificáis los hijos en los valles, debajo de los peñascos 57:6 En las
piedras lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas
derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No habré de castigar estas cosas?”
Cada vez los miembros de muchas
iglesias tan solo son amadores del dinero y de los bienes materiales, su
principal motivación para hacerse cristiano es que Jesucristo les conceda todo
lo que ellos piden.
La tibieza espiritual hace que cada día
muchos cristianos para hacer las cosas del mundo tengan muchas fuerzas y ganas,
en cambio para las cosas de Dios estén muy ocupados y cansados. V 10 “En la multitud de
tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor
en tu mano, por tanto, no te desalentaste.”
Las iglesias tibias le temen más al
mundo que a Jesucristo. V 11 “¿Y de quién te asustaste y temiste,
que has faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al pensamiento?
¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has temido?” muchos cristianos
tibios acuden al templo siempre y cuando el mundo les dé permiso.
Para el cristiano tibio es mucho más
importante los compromisos con el mundo que los compromisos con Dios.
La tibieza espiritual poco a poco nos
convierte en personas rebeldes delante de Jehová. V 17 “Por la iniquidad de
su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió
rebelde por el camino de su corazón.” El cristiano tibio poco a poco es
arrastrado al mundo y no se da cuenta.
El problema del cristiano tibio es
que por muchos milagros que reciba de parte de Dios nunca se siente en paz. V
21 “No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.”
La única forma de evitar la tibieza
espiritual es manteniéndonos en oración constante y nutriéndonos diariamente de
la palabra de Dios.
Sírvele a Jesucristo con todo tu corazón,
no dejes que las costumbres y tradiciones del mundo te entretengan, te puedes
convertir en un tibio abominable ante los ojos de Jesucristo.