Muchos cristianos tienen buena estabilidad económica, una excelente familia y aparentemente se los ve felices participando en la iglesia local a la cual pertenecen.
Pero la verdad es que en su corazón solo hay vacío, no
disfrutan de lo que tienen y de lo que son.
Sirven en la iglesia por compromiso y no porque le gusta
hacerlo.
El pueblo de
Dios había perdido la capacidad de vivir y sentir la felicidad, Jehová quería que
su pueblo fuera feliz a pesar de las dificultades que pudiera tener.
Como ser un cristiano feliz.
1. Aceptando
que fallamos. V 2 “Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones”
el entender que somos humanos y que al igual que cualquier persona también nos
podemos equivocar nos hace vivir en felicidad.
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1.1. El creernos perfectos y el
exigir a otros ser perfectos es lo que nos mantiene en constante desdicha, lo
importante no es caer, lo importante es levantarnos y corregir.
2. No olvidándonos
de nuestro origen. V 3-4 “y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén:
Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu
madre hetea. 16:4 Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue
cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para limpiarte, ni salada con
sal, ni fuiste envuelta con fajas.” Recordar de
donde nos saco Jesucristo hace que seamos agradecidos con lo que ahora tenemos.
La insatisfacción hace que nos convirtamos en personas exigentes y esto hace
que seamos infelices.
3. Entendiendo
que en nuestra condición pasada muchos nos despreciaban. V 5 “No hubo ojo que se
compadeciese de ti para hacerte algo de esto, teniendo de ti misericordia; sino
que fuiste arrojada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida, en el
día que naciste.” Esto nos
sirve para no depreciar a otras personas que todavía no están a nuestro nivel económico
o social.
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3.1. la humildad es lo que nos
mantiene en felicidad, la arrogancia amarga nuestro corazón.
4. Aceptando
que fue Jesucristo quien nos dio una nueva vida V 6 “Y yo pasé junto a ti,
y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije: ¡Vive!
Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive!” entender
lo que Jesucristo ha hecho en nuestra vida y de donde nos sacó nos convierte en
personas agradecidas y servimos con amor.
5. No olvidándonos
nunca que lo que somos hoy es gracias a la misericordia de Dios. V 7 “Te hice multiplicar
como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy
hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero estabas
desnuda y descubierta.” Lo triste
es que muchas personas que no eran nada, ni nadie cuando Jesucristo los saca de
esa vida paupérrima se vuelven opositores de la obra de Cristo y algunos hasta
se vuelven ateos.
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5.1. Es Jesucristo quien nos
dignifica, no las cosas materiales que el mismo nos da V 9-10 “Te lavé con agua, y
lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con aceite;
16:10 y te vestí de bordado, te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda”
si Jesucristo permitió que tu vida cambiara y escalaras hasta la cima que has llegado
recuerda que de esa misma forma sin Jesucristo puedes caer.
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No porque Jesucristo te haga resbalar,
es nuestra arrogancia quien se encarga de hacerlo. V 15 “Pero confiaste en tu
hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus
fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras.”
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Las bendiciones mal administradas
se convierten en nuestro principal tropiezo. V 17 “Tomaste asimismo tus
hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes
de hombre y fornicaste con ellas”
Con Jesucristo
es posible ser feliz, con el no necesitamos mucho para lograrlo, en el mundo no
importa cuántas cosas consigas siempre algo faltara para disfrutar la verdadera
felicidad.