Orar no solo es hablar, la oración es un arma poderosa que nos ha dejado Jesucristo para defendernos del ataque del enemigo.
A través de la oración podemos disipar las tiemblas y llenarnos de luz,
de la luz de Cristo.
Daniel 6: 10 “Cuando Daniel supo que el edicto
había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que
daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias
delante de su Dios, como lo solía hacer antes.”
Daniel tenía muchos problemas, pero en sus oraciones siempre estaba el
agradecimiento.
Cuando Daniel tenia
decisiones importantes que tomar nunca las tomaba solo, reunía a sus amigos
para orar con ellos. Daniel 2: 17- 18 “Luego se fue
Daniel a su casa e hizo saber lo que había a Ananías, Misael y Azarías, sus
compañeros, 2:18 para que pidiesen misericordias del Dios del cielo sobre
este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros
sabios de Babilonia.”
Jesús también era
un hombre de mucha fama, vivía muy ocupado, pero nunca dejaba que sus
ocupaciones le quitaran tiempo para estar en oración con su padre Jehová. Lucas
5: 15- 16 “Pero su fama se extendía más y más; y se
reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades.
5:16 Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.”
La oración es
hablar, eso es verdad, pero hablar no con cualquier persona, es hablar con el
Rey de reyes. Por lo tanto, ese hablar no puede ser de cualquier manera.
Daniel se enteró de
algo terrible que le iba a suceder a su pueblo. V 2 “en
el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el
número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de
cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.” por lo tanto
que cree que fue lo primero que hizo…sí. Orar. Él era un hombre de oración. V 3
“Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en
oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza.”
Una buena oración
no solo debe ser para exigir, de lo contrario solo se convertiría en un pliego
de peticiones. Estilo huelga en contra del gobierno.
Veamos qué cosas contenía la oración de Daniel por
lo cual fue tan efectiva:
1. Confesión: V 4 “Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo: Ahora,
Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia
con los que te aman y guardan tus mandamientos;” es importante reconocer
la grandeza y el poderío de Jesucristo.
2. Aceptar que
somos culpables: muchas veces confesamos nuestros pecados, pero nos
justificamos, siempre buscamos una excusa para quedar como las víctimas. V 5 “hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho
impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y
de tus ordenanzas.” Cuando tenemos problemas en la casa hacemos lo
mismo… “es que yo lo golpeé porque usted me contesto” reconocer un error nos
hace corregir lo malo que hacemos.
3. Reconocer que no
hemos escuchado la voz de Dios. V 6, 10 “No hemos
obedecido a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros
reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra; y no obedecimos a la voz de Jehová nuestro Dios, para
andar en sus leyes que él puso delante de nosotros por medio de sus siervos los
profetas.” Reconocer nuestros errores hace que podamos ver la solución.
4. Reconocer que
Dios siempre tiene la razón y que los equivocados somos nosotros. V 7 “Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la confusión de
rostro, como en el día de hoy lleva todo hombre de Judá, los moradores de
Jerusalén, y todo Israel, los de cerca y los de lejos, en todas las tierras
adonde los has echado a causa de su rebelión con que se rebelaron contra ti.”
Muchas personas utilizan la oración para culpar a Jesucristo de lo que nos
pasa.
5. Clamar por
misericordia. V 9 “De Jehová nuestro Dios es el
tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado,”
no debemos exigir, debemos suplicar.
6. Reconocer que lo
que estamos pasando es nuestra culpa. V 16 “Oh
Señor, conforme a todos tus actos de justicia, apártese ahora tu ira y tu furor
de sobre tu ciudad Jerusalén, tu santo monte; porque a causa de nuestros
pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el
oprobio de todos en derredor nuestro.” Las personas que viven en
mediocridad espiritual y secular son aquellas que siempre están buscando
culpables.
7. Pedir que vuelva
la presencia de Dios a nuestra vida. V 17 “Ahora
pues, Dios nuestro, oye la oración de tu siervo, y sus ruegos; y haz que tu
rostro resplandezca sobre tu santuario asolado, por amor del Señor.” La
presencia de Dios en nosotros es lo que sana, restaura o hace milagros.
8. Reconocer que
Dios hace milagros por amor de sí mismo, no porque nosotros lo merezcamos. O
porque lo podamos obligar a través de gritos o reclamos. V 19 “Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y
hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado
sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.”
Jesucristo siempre
responde de manera favorable a la oración de su pueblo. V 21 “aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel,
a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí
como a la hora del sacrificio de la tarde.”
La solución desde
un principio y por siempre es Jesucristo. V 24 “Setenta
semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para
terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para
traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al
Santo de los santos.”
La Oración no solo
es para reclamar, exigir o rasgarse las vestiduras, a través de la Oración podemos
ver las fuerzas sobrenaturales a nuestro favor y sentir la maravillosa
presencia de Dios en nuestra vida.