Las personas de éxito son aquellas que han entendido que para conseguir todo lo que se proponen es necesario dejar a tras todo aquello que nos impide avanzar. Jesucristo quería un equipo de trabajo que lo ayudara a conquistar el mundo y para eso los que lo conformarían deberían ser personas dispuestas a dejarlo todo por la misión. V 29 “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.”
Jesucristo
a todos nos dio dones y talentos para que podamos conseguir todo lo que nos
propongamos. A todos los seres humanos Dios nos dio el poder para hacer las
riquezas. Deuteronomio 8: 18 “Sino
acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas,
a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día”
A pesar de
que todos tenemos el poder para hacer las riquezas miramos en este mundo más
personas pobres que ricas.
El problema
está en que todos queremos ser ricos, pero no todos estamos dispuestos a
dejarlo todo para conseguirlo.
Que tenemos que dejar para Triunfar.
1. Pensamientos
negativos. El poder está en nuestra forma de pensar. Filipenses 4: 8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que
es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo
lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad.”
Nuestra forma de pensar determina nuestro éxito o nuestro fracaso.
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1.1. La fe es positiva y es negativa,
si tú piensas que no puedes esa es tu fe por lo tanto nunca lo podrás lograr,
si tú piensas que si puedes esa es tu fe y lo conseguirás.
2. Sentimientos
de derrota. Las personas que creen que ya están derrotadas antes de intentarlo,
en vano se esfuerzan por conseguir algo. 2 corintios 4: 8 “que estamos atribulados en todo,
mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados”
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2.1. Los sentimientos de derrota nos
llevan a la desesperación y la desesperación nos hace tomar malas decisiones.
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2.2. El creerse derrotado hace que
siempre se sienta desanimado y sin ganas de avanzar.
3. Mentalidad
a corto plazo. Muchas personas solo viven el día a día. Las personas de éxito
son aquellas que tienen metas a largo plazo siempre miran para adelante.
Filipenses 3: 13 “Hermanos,
yo mismo no considero haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago:
olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante”
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3.1. Las metas a largo plazo se componen
de procesos, no se las consigue de la noche a la mañana.
4. El desorden
o la falta de planificación. Las personas que hacen las cosas llevados por el afán
por lo general las hacen mal. Lucas 14: 28 “Porque, ¿quién de vosotros, deseando edificar una
torre, no se sienta primero y calcula el costo, para ver si tiene lo suficiente para terminarla?”
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4.1. La planificación hace que no
gastemos más de lo que ganamos o gastemos en lo que no necesitamos.
5. Las
excusas. Las excusas nos hacen quedar bien, pero nos impiden avanzar en lo que
queremos lograr. Jeremías 1: 7 “Pero el Señor me dijo: No digas: «Soy joven», porque
adondequiera que te envíe, irás, y todo lo que te mande, dirás.”
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5.1. La edad, la estatura, el color
o la raza no son excusas o impedimentos para avanzar en nuestros propósitos.
6. La
pereza. De nada sirve tener dones y talentos si no actuamos. Proverbios 13: 4 “El alma del perezoso
desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada.”
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6.1. El mundo de los fracasados está
lleno de personas que tenían metas y sueños pero nunca actuaron.
7. A las
personas que nos impulsan al fracaso. 1 corintios 15: 33 “No os dejéis engañar: «Las malas compañías
corrompen las buenas costumbres».” Los seres
humanos somos influenciables.
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7.1. Nuestro éxito o nuestro
fracaso en gran manera está determinado por las personas con quien nos relacionamos.