Para Jesucristo la palabra de Dios es la semilla y nuestro corazón es la tierra abonada donde esa semilla puede germinar, crecer y dar mucho fruto. La verdad es que nuestro corazón es un terreno abonado para hacer crecer cualquier tipo de semilla que en el podamos plantar. A si como podemos plantar la palabra también podemos plantar cualquier otro sentimiento como la amargura o la envidia. Hebreos 12: 15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”
La única
forma de prosperar en cualquier área de nuestra vida, sea familiar, comercial, estudiantil,
social o espiritual es si somos fructíferos, es decir si tenemos la capacidad
de dar frutos.
Los frutos de
un empresario son sus utilidades, los frutos en una familia es la armonía y los
valores en sus miembros, los frutos en el estudiante indudablemente son sus
buenas calificaciones y rendimiento académico, en lo social los frutos son su
buen comportamiento y en lo espiritual los frutos son aquellas acciones que
provienen del conocimiento de la palabra de Dios. Evangelizar, discipular,
servir. Etc.
Sería bueno
hacernos un autoanálisis y preguntarnos cuales son los frutos que estamos dando
en cada una de esas áreas de nuestra vida.
Para que
algo de fruto lógicamente debe partir de una semilla, sin semilla no hay fruto
y por supuesto tampoco habrá cosecha.
En lo espiritual.
1. La
semilla es la palabra de Dios, cada vez que evangelizamos estamos plantando la
semilla del reino de Dios en el corazón del ser humano o en el corazón de la
persona a quien le compartimos la palabra. V 11 “Esta es, pues, la parábola: La semilla es
la palabra de Dios”
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1.1. La pregunta que deberíamos
hacernos es: ¿si estamos sembrando palabra de Dios? O solo estamos hablando de
nuestro propio parecer.
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1.2. Para poder sembrar la palabra
de Dios en el corazón de otra persona, primero debemos conocerla nosotros. El
problema es que cada vez estudiamos menos la palabra.
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1.3. Por eso la nueva forma de
evangelizar ya no es a la luz de la palabra, ahora se evangeliza con argumentos
humanos.
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1.4. Nadie da de lo que no tiene,
si a los cristianos nos da pereza hacer devocionales y tener estudios bíblicos
lo más normal es que al evangelizar solo hablemos de las bondades de nuestra
iglesia a nivel humano.
2. Debemos
tener un corazón dispuesto a recibir la palabra de Dios, que es la semilla.
Solo un corazón dispuesto puede hacer germinar la semilla para que dé frutos. V
15 “Mas
la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto
retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.”
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2.1. Vive de acuerdo a la palabra.
Un cristiano con la palabra de Dios en su corazón no necesita anunciar a los
cuatro vientos que es cristiano, sus frutos lo demuestran, su comportamiento
dice que es un cristiano.
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2.2. Estas seguro que tu
comportamiento dice que eres cristiano o en el templo te comportas de manera
santa y en la calle y en la casa de manera muy diferente.
Cuando no
tenemos un corazón abonado para la palabra de Dios cualquier cosa de este mundo
nos puede dejar sin frutos duraderos.
Nunca dejes
de estudiar la palabra de Dios, es la única que puede hacer que vivamos una
vida cristiana coherente con los mandamientos de Jesucristo, la palabra en
nuestro corazón hace que podamos resistir a los ataques de satanás a través de
las tentaciones de este mundo.