Todos los cristianos de alguna forma decimos tener Fe, es más podríamos decir que es obligación que todo cristiano tenga Fe, de lo contrario no podría llamarse cristiano.
Para
comprobar lo valioso de lo que decimos tener es necesario someterlo a prueba.
Un adagio
popular dice: nadie pude decir que esa persona es su mejor amiga, si antes no ha
tenido una pelea con ella, solo en las confrontaciones con los demás es que
sabemos si en realidad era un amigo o no.
En las
discusiones con los demás es que sabemos en realidad de que están hechos o que
tienen dentro en su corazón. Recuerda que la boca habla de lo que hay en el corazón.
Lucas 6: 45 “El
hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo,
del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia
del corazón habla su boca.”
La
herramienta perfecta para probar la verdadera amistad de quienes dicen ser
nuestros amigos es la confrontación.
Cuando
nuestros amigos o los que dicen ser nuestros amigos se enojan con nosotros es
cuando nos dicen hasta de, que nos vamos a morir o como se dice en el mundo
secular: nos sacan todos los trapitos al sol.
De igual
manera en el mundo cristiano las diferentes dificultades y problemas se
convierten en la herramienta perfecta para probar la autenticidad de nuestra
Fe.
Es en los
problemas donde la presencia de Jesucristo se manifiesta de manera poderosa,
muchas veces la fe no nos lleva a evitar los problemas, pero si nos lleva a
resistir con la confianza de que Jesucristo siempre estará con nosotros. Isaías
43: 2 “Cuando
pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán.
Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”
En este capítulo
podemos ver como cuatro amigos muy conocedores de lo que Jesucristo era capaz
de hacer, en ningún momento dudaron para quitar las tejas de la casa donde estaba
Jesús y llevarle a su amigo paralitico. Marcos 2: 4 “Y como no podían acercarse a él a causa de
la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura,
bajaron el lecho en que yacía el paralítico.”
Creer en
que Jesucristo puede hacer un milagro cuando las cosas no están complicadas no
es Fe, cuando las cosas parecen perdidas y no se sabe que hacer es cuando la
verdadera fe se pone a prueba.
Este tipo
de fe es la que se necesita para ser un verdadero intercesor, Jesús no tuvo en
cuenta la fe ni la condición del enfermo, Jesús lo sano y le perdono sus
pecados motivado por la fe de los amigos del enfermo.
Había una
multitud y un techo que separa a Jesús de estas personas de fe, pero para ellos
no fue ningún impedimento, se arriesgaron a ser maltratados por el dueño de la
casa que posiblemente no vio con agrado que la destecharan.
Posiblemente
a nosotros no nos separa de Jesucristo una multitud o un techo, pero si puede
ser la duda, los mismos problemas por los cuales podemos estar pasando o quizá
la incredulidad de la gente con quien nos relacionamos.
La única
forma de ver el poder de Dios a nuestro favor es si estamos dispuestos a quitar
cualquier impedimento o estorbo que nos aleja de Jesucristo.