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Mateo 28. A los pies de Cristo.

 

Estar a los pies de alguien significa que tenemos la capacidad de humillarnos.

Humillarnos delante de los demás no es sentirnos inferiores.

Tener la capacidad de humillarnos es no creernos más que los demás. Romanos 12: 3 “Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno.

Cuando estamos frente a una persona lo podemos hacer con actitud normal, o con humildad.

Cuando estamos frente a Jesucristo en el templo o en cualquier lugar también podemos hacerlo de las dos formas.

1. Nos acercamos a Jesucristo con una actitud de humildad, es decir nos postramos a sus pies. V 9 “he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.” El aferrarnos a los pies de alguien significa que anhelamos su presencia y que no queremos separar de él o de ella.

·       1.1. Aferrarnos a los pies de Jesús es prestarle toda nuestra atención, no permitir que nada ni nadie nos pueda distraer.

·       1.2. Aferrarnos a los pies de nuestra pareja o de nuestra familia seria tener la capacidad de prestarles toda nuestra atención.

·       1.3. Aferrarnos a los pies de Cristo significa que tenemos toda la disposición de servirle en su obra de salvación aquí en la tierra.

2. Nos acercamos a Jesucristo con una actitud normal. V 17 “Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.” Las personas que le adoran a Jesucristo de manera natural y hasta de mala gana por lo general siempre viven desanimadas dada la duda que hay en su corazón.

·       2.1. El adorar a Jesucristo de cualquier forma hace que nos distraigamos con facilidad, el celular, la puerta o estamos más pendientes de los demás.

·       2.2. El atender a los demás, nuestra pareja, nuestros o hijos o a cualquier otra persona de cualquier manera hace que no le prestemos atención.

·       2.3. En la antigüedad muchas parejas se amenazaban mutuamente con dejar de hablar entre ellos si por algún motivo le causa enojo.

·       2.4. Quedarnos sin hablar con nuestra pareja, nuestros padres o nuestros hijos era una verdadera tragedia, se sentía un vacío desagradable.

·       2.5. Hoy en día hacer la misma amenaza ya no causa ninguna preocupación. Total, las parejas o las familias nunca hablan, cada uno está sumergido en lo más profundo del celular.

El deseo de Jesucristo es que tengamos la capacidad de postrarnos a sus pies, es decir él quiere que le prestemos toda nuestra atención. Romanos 14: 11 “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios

Postrarnos a los pies de Cristo nos convierte en personas apasionadas por lo espiritual, el estar postrados nos impide estar pendientes de las cosas del mundo. Solo aferrados a los pies de Jesucristo nos permite servirle de corazón y nunca estar desanimados.