Estar a los pies de alguien significa que tenemos la capacidad de humillarnos.
Humillarnos
delante de los demás no es sentirnos inferiores.
Tener la
capacidad de humillarnos es no creernos más que los demás. Romanos 12: 3 “Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada,
digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe
pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha
distribuido a cada uno.”
Cuando estamos
frente a una persona lo podemos hacer con actitud normal, o con humildad.
Cuando
estamos frente a Jesucristo en el templo o en cualquier lugar también podemos
hacerlo de las dos formas.
1. Nos
acercamos a Jesucristo con una actitud de humildad, es decir nos postramos a
sus pies. V 9 “he
aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose,
abrazaron sus pies, y le adoraron.”
El aferrarnos a los pies de alguien significa que anhelamos su presencia y que
no queremos separar de él o de ella.
·
1.1. Aferrarnos a los pies de Jesús
es prestarle toda nuestra atención, no permitir que nada ni nadie nos pueda
distraer.
·
1.2. Aferrarnos a los pies de
nuestra pareja o de nuestra familia seria tener la capacidad de prestarles toda
nuestra atención.
·
1.3. Aferrarnos a los pies de
Cristo significa que tenemos toda la disposición de servirle en su obra de salvación
aquí en la tierra.
2. Nos
acercamos a Jesucristo con una actitud normal. V 17 “Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos
dudaban.” Las personas que le adoran a Jesucristo de manera
natural y hasta de mala gana por lo general siempre viven desanimadas dada la
duda que hay en su corazón.
·
2.1. El adorar a Jesucristo de
cualquier forma hace que nos distraigamos con facilidad, el celular, la puerta
o estamos más pendientes de los demás.
·
2.2. El atender a los demás,
nuestra pareja, nuestros o hijos o a cualquier otra persona de cualquier manera
hace que no le prestemos atención.
·
2.3. En la antigüedad muchas
parejas se amenazaban mutuamente con dejar de hablar entre ellos si por algún
motivo le causa enojo.
·
2.4. Quedarnos sin hablar con
nuestra pareja, nuestros padres o nuestros hijos era una verdadera tragedia, se
sentía un vacío desagradable.
·
2.5. Hoy en día hacer la misma amenaza
ya no causa ninguna preocupación. Total, las parejas o las familias nunca
hablan, cada uno está sumergido en lo más profundo del celular.
El deseo de Jesucristo
es que tengamos la capacidad de postrarnos a sus pies, es decir él quiere que
le prestemos toda nuestra atención. Romanos 14: 11 “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se
doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios”
Postrarnos a
los pies de Cristo nos convierte en personas apasionadas por lo espiritual, el
estar postrados nos impide estar pendientes de las cosas del mundo. Solo aferrados
a los pies de Jesucristo nos permite servirle de corazón y nunca estar
desanimados.