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1 corintios 15. Reteniendo la palabra

 

Somos muchas las personas que por algún medio o motivo hemos escuchado sobre Jesucristo, pero para ser salvos se necesita mucho más que tan solo ser oidores de la palabra de Cristo.

Para ser salvos es necesario ser retenedores de la palabra de Cristo, que su palabra se quede tatuada en nuestro corazón para que obre con poder transformador en cada uno de nosotros.

Oír de la palabra y no retenerla seria como si nos hablaran mucho y muy bonito sobre algún medicamento. Pero no tomarlo,  el solo oír del medicamento no nos sana.

La clave para prosperar en cualquier actividad que emprendamos y lógicamente en la espiritual es que perseveremos y retengamos lo aprendido. V 1-2 “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual, asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.” Una mente olvidadiza no puede avanzar se estanca y muchas veces va en retroceso.

Que es lo que debemos retener y también compartir a quienes les enseñamos sobre Cristo.

1. Nuestros Pecados son Perdonados. V 3 “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;” muchas personas siguen sintiéndose señalados y condenados.

2. Que lo que tenemos es por la gracia de Dios y no por nuestra propia capacidad. V 10 “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” su gracia nos transforma y hace que seamos muy diferentes a lo que éramos antes. V 9 “Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.

3. Tenemos la esperanza de un día resucitar. V 22-23 “Porque, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.” Esto hace que le perdamos miedo a la muerte y valoremos la vida.

·       3.1. Saber esto nos evita regresar a las prácticas del mundo. V 32 “Si como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.

4. Las malas conversaciones nos pueden mal influenciar. V 33 “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.” No se trata de que nos alejemos de las demás personas porque sería imposible.

·       4.1. El estar en contacto con los demás sería imposible, pero si podemos escoger que cosas hablamos con ellos.

5. Mantenernos en oración de manera constante. V 34 “Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.” Orar es hablar, solo un buen sistema de comunicación con los demás es lo que nos permite conocerlos.

·       5.1. Solo una buena comunicación con Jesucristo es lo que nos permite conocerlo de manera verdadera.

6. Nuestro cuerpo al resucitar será transformado. V 35-36, 44 “Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.

·       6.1. En el cielo no puede entrar carne o sangre nuestro cuerpo será celestial. V 50 “Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

La única forma de mantenernos activos espiritualmente es si servimos de todo corazón en la obra y sobre todo el servir a Jesucristo tiene recompensa en el cielo. V 58 “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” pero también aquí en la tierra. Marcos 10: 29 – 30 “Respondió Jesús y dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.

El mundo está lleno de personas oidoras del evangelio y de las verdades de Cristo, pero hay muy pocas personas que han logrado retener en su corazón eso que escucharon.

Solo cuando logramos retener las enseñanzas de Cristo en nuestro corazón logramos transformación en nuestra vida.