En este mundo es normal que de manera diaria tengamos que lidiar con el pecado, todos los días tenemos la oportunidad de hacer algo malo o desagradable delante de Dios y de los hombres. Jesucristo lucho en la carne y logro acabar con el pecado. V 1 “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado” Jesucristo es nuestro ejemplo a seguir o imitar.
Todos los días
sentimos que golpean la puerta de nuestro corazón, al ver por la rendija de
nuestra alma encontramos que en la puerta de nuestro corazón se encuentran:
Jesús y el pecado, la decisión a quien le permitimos entrar es nuestra.
1. Jesús.
Apocalipsis 3: 20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la
puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”
2. El
Pecado. Génesis 4: 7 “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres
bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te
enseñorearás de él.”
Como controlar el Pecado.
1. Entendiendo
que ya suficiente nos hemos dedicado al pecado es hora de cambiar. V 3 “Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que
agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces,
orgías, disipación y abominables idolatrías.”
2. Aceptando
que a quienes andaban con nosotros en el pecado no les gustara nuestro cambio.
V 4-5 “A
éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo
desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está
preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.”
3.
Manteniéndose siempre en Oración. V 7 “Mas el fin de todas las cosas se
acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.”
la Oración no solo debe servir para pedir milagros de sanidad o de prosperidad.
A través de la Oración nos podemos mantener firmes y no retroceder.
4. Teniendo
Amor los unos por los otros. V 8 “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor;
porque el amor cubrirá multitud de pecados.”
el amor hace que no provoquemos la caída de los demás y el amor a nosotros
mismos hace que no caigamos.
5. No
murmurando contra los demás. V 9 “Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.” la murmuración hace que nos descuidemos y caigamos
en pecado. Nunca pienses que eso malo nunca te pasara a ti.
6.
Manteniéndose en servicio. V 10 “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los
otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” el mantenerse en actividad hace que se mantenga
alejado del pecado. Un cristiano ocioso siempre tiene tiempo para enredarse en
cosas del mundo.
7. Haciendo
todo conforme a la voluntad de Dios. V 11 “Si alguno habla, hable conforme a
las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios
da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la
gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” los
cristianos que hacen lo que a ellos les parece tienen la tentación de alejarse
de Dios.
8. Viendo
las pruebas y las tentaciones como algo natural. V 12 “Amados, no os sorprendáis del fuego
de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese”
es normal que seamos tentados, no es normal que caigamos en la tentación.
9. No
avergonzándose de pasar por momentos de prueba. V 16 “pero si alguno padece como
cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.” Las pruebas no vienen por falta de espiritualidad,
entre más entregados a la obra seamos más tentaciones vamos a tener.
10.
Entendiendo que Jesucristo Juzgara a todos sin acepción de personas. V 17-18 “Porque es tiempo de
que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros,
¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el
justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?”
esto nos ayudará a mantenernos siempre en alerta. El saber que tenemos algo que
perder hace que nos cuidemos, los que creen que ya son totalmente salvos nada
tienen que perder por lo tanto nada que cuidar.
Nadie está
exento de no pecar o de no ser tentado. Jesucristo con su ejemplo nos enseñó
que podemos desechar el pecado de nuestra vida, el pecar o no pecar es nuestra
decisión.