Todos los seres humanos somos sociables es decir nuestro diario vivir está relacionado con otras personas, en la casa, en el jardín escolar, el colegio, el trabajo y en cualquier lugar donde nos encontremos tenemos de alguna manera interactuar con alguien. El problema es que, aunque estamos hechos para vivir en sociedad la gran mayoría no puede vivir en ella, muchas personas tienen problema para convivir, por esta razón muchos matrimonios se encuentran en crisis.
En este
ejercicio de relación necesitamos dos cosas muy importantes. Oír y escuchar, que
parecen lo mismo, pero no lo es.
Escuchar:
es prestar atención a lo que se oye, esto se logra disponiéndose a escuchar ya
que para escuchar se necesita poner todos nuestros sentidos para interpretar y
comprender lo que nos quieren decir.
Oír. Es percibir
con el oído los diferentes ruidos que nos podemos encontrar, para esto no se
necesita concentración ni disposición, para oír tan solo se necesita de un oído
sano, podemos oír varios ruidos o varias voces sin entender claramente ni
prestar atención a los nos dicen.
El mal de
no saber escuchar hace que nuestras buenas relaciones se deterioren llegando a
su destrucción total.
Este gran
mal de no saber escuchar también se lo vive a nivel espiritual, oímos la voz de
Jesucristo, pero no le prestamos atención es decir no escuchamos. V 11 “Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil
de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír”
Cuando no escuchamos,
sino que tan solo oímos las cosas se nos olvida con facilidad tanto a nivel
espiritual como a nivel secular. V 12 “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto
tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros
rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis
necesidad de leche, y no de alimento sólido.”
El no
escuchar hace que no podamos avanzar en nuestro camino a la prosperidad o al éxito,
el que no escucha se estanca, ya que no sabe para dónde ir.
Que nos impide Escuchar.
1. Falta de
interés sobre lo que nos están diciendo. Esto se debe a que muchas veces estamos
más interesados en lo que queremos decir, todos queremos hablar, pero no nos
gusta escuchar.
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1.1. Debemos ver como importante lo
que los demás tienen para contarnos.
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1.2. Estamos pensando en que le
vamos a contestar una vez que se calle, esto hace que nuestra mente este
ocupada en otra cosa.
2. Nos
distraemos con facilidad, nos entretenemos con nuestro cabello, nuestras gafas
o cualquier cosa que tengamos a la mano.
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2.1. Son muchos los distractores
que nos impiden concentrarnos para escuchar: el celular, la televisión. Etc.
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2.2. Cuando estamos distraídos tan
solo oímos, pero no escuchamos, lo más triste para cualquier persona es que cuando
habla los demás no le presten atención.
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2.3. Cuando estamos concentrados en
el celular nos hablan, contestamos, pero no escuchamos y siempre terminamos
haciendo todo lo contrario a lo que nos dijeron.