A través de los tiempos en las diferentes empresas o familias de prestigio y poder podemos ver como las nuevas generaciones son quienes se encargan de mantener y aumentar ese poder heredado.
Para que
esto ocurra no solo basta con que las nuevas generaciones tan solo sean jóvenes.
El pueblo
de Dios necesitaba que con el pasar de los años su poderío continúe creciendo,
para esto era necesario que las nuevas generaciones continuaran manteniendo la
excelente relación que tenían con Jehová.
La única forma
para no perder esa relación con Dios era involucrando a los jóvenes en lo que
los mayores hacían. V 5 “Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron
holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová.”
Los jóvenes
son el futuro esto suena muy bonito y es algo que a través de los años siempre
lo hemos escuchado. Para que esto no solo sea una expresión más o una simple
frase de cajón, es necesario que los jóvenes del futuro sean preparados en el
presente.
Un buen
presente siempre asegura un buen futuro, el futuro no es más que el resultado
del trabajo del presente.
El joven
Josué sería el encargado de conducir al pueblo de Dios, pero para que esto sea
una realidad en el futuro era necesario que primero aprendiera y que mejor que
de la mano de Moisés. V 13 “Y se levantó Moisés con Josué su servidor, y Moisés subió al monte
de Dios.”
Para que el
conocimiento y la organización del pueblo de Dios no se pierdan es necesario
que los padres lo trasmitamos a nuestros hijos y aun a nuestros nietos.
Deuteronomio 4: 9 “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no
te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón
todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos
de tus hijos.”
No sería
una casualidad que Josué se encargara del pueblo, él conocía al pueblo y había
luchado por él. Éxodo 17: 9-10 “Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra
Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi
mano.
17:10 E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y
Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado”
Si tú eres
un empresario o has luchado duro por conseguir algo lo más normal es que tus
hijos hereden lo que has hecho. Pero heredar no es comerse lo que los padres
han hecho, heredar es administrar los bienes que alguien nos deja.
La única
forma para que tus hijos sean la continuidad de tus logros es si los preparas
para ello, si les das participación. Ellos no van a administrar bien lo que no
conocen.
Cuando los
hijos no son entrenados para manejar lo que los padres les dejan sucede lo que
dice el adagio popular: padres trabajadores, hijos ricos y nietos pobres.
El fracaso
en la mayoría de las instituciones religiosas está en que confían mucho en las nuevas
generaciones, pero no las preparan, simplemente creen que por ser jóvenes llenos
de energía y nuevas ideas ya están listos para dirigir la institución.
Jesús era
entrenado desde su niñez. Lucas 1: 80 “Y el niño crecía, y se
fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su
manifestación a Israel.”
En lo
espiritual es necesario que los niños se acerquen a Jesús, que desde pequeños
ya conozcan lo que es la vida cristiana. Muchos cristianos quieren involucrar a
sus hijos en lo espiritual cuando ya son grandes y muchos de ellos ya no
quieren saber de Jesucristo. Mateo 10: 14 “Y le presentaban niños para
que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban.
10:14 Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad
a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de
Dios.”
Si tú
quieres que tu hijo sea el que dirija algo en el futuro entonces instrúyelo
ahora que es pequeño. Proverbios 22: 6 “Instruye al niño en su
camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”