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Deuteronomio 15. Familias Prosperas

 

Jehová como buen padre que es, no solo quiere que seamos prósperos solo algunos de la familia.

Él quiere que todos seamos prósperos, como padres de familia nuestro gran deseo también es que en nuestra familia no haya hijos pobres.

Para que esto sea posible es necesario la participación de todos los miembros de la familia.

Los que tienen deben ayudar a quienes todavía no tienen de la misma forma.

Algunas recomendaciones que hace Jehová para que en la familia o en este caso en el pueblo no haya pobreza.

Como lograr familias Prosperas.

1. Dentro de sus posibilidades económicas se deben ayudar mutuamente cuando tengan necesidad económica. V 2 “Y esta es la manera de la remisión: perdonará a su deudor todo aquel que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó a su prójimo; no lo demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión de Jehová.” Quien no tiene debe hacer el esfuerzo de buscar la forma como producir.

1.1. Si no nos es posible perdonar la deuda o regalar el dinero podemos prestar con ciertas comodidades favorables.

1.2. El necesitado no debe hacerse carga para los demás, tan solo debe pedir lo necesario para lograr algún proyecto.

2. A los miembros de la familia debemos darle un trato preferencial con relación a los demás. V 3 “Del extranjero demandarás el reintegro; pero lo que tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano,” para las personas de poder, lo más importante es la Familia.

3. Creyendo que el ayudar a los demás es lo que genera en nosotros Prosperidad y Riqueza. El ayudar a otros es sembrar en nosotros. V 4 “para que así no haya en medio de ti mendigo; porque Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la tomes en posesión

·       3.1. La fórmula para cada día cosechar más y más, está en sembrar en abundancia. V 6 “Ya que Jehová tu Dios te habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, más tú no tomarás prestado; tendrás dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti no tendrán dominio

4. No cerrando nuestra mano para ayudar a quien ha caído en necesidad. V 7 “Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre” el adagio popular dice: manos que se abren para dar, se abren para recibir.

·       4.1. Nuestra actitud debe ser siempre el dar para después recibir a si nuestro dar no haya sido por interés. V 8 “sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite.

5. Estando seguros que lo que recibiremos de las manos de Jesucristo será mucho más de lo que nosotros dimos a los demás. V 10 “Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas” si damos de manera mezquina de la misma forma recibiremos.

·       5.1. Si Dios nos bendice más que a otros no es porque seamos mejores, él nos bendice por misericordia, para que también nosotros bendigamos a otros.

5. Es normal que unas personas tengan menos que otros. V 11 “Porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra” lo que no es normal es que nosotros los que tenemos insensibilicemos nuestro corazón para no ayudar.

6. La mejor forma de ayudar a otros es recordando que no siempre fuimos ricos y que otros también nos ayudaron. V 15 “Y te acordarás de que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te rescató; por tanto, yo te mando esto hoy” el sentimiento de agradecimiento nos hace generosos.

7. Debemos tener en nuestro corazón el vivo deseo de siempre ayudar a nuestra familia en sangre y en la Fe. Gálatas 6: 10 “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe

Entre más deseemos ser bendecidos para bendecir, más bendiciones recibimos. El querer tener para dar estimula la atracción de bendición ya que Jesucristo da semilla a quien quiere sembrar.