Que los hijos de Dios tengamos enemigos es normal, que oremos por ellos para que Dios transforme su vida es nuestra obligación, pero que nos hagamos amigos de nuestros enemigos que no quieren cambiar y que quieren nuestro mal ya no es normal por lo contrario es una abominación. Nuestros enemigos no necesariamente son personas humanas, nuestros enemigos son malas actitudes, malos comportamientos o lo más grave son las tradiciones y prácticas del mundo que no queremos rechazar.
David había tomado la decisión de
ir a vivir con los enemigos. 27: 1 “Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto
algún día por la mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la
tierra de los filisteos, para que Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando
más por todo el territorio de Israel; y así escaparé de su mano”
Para nosotros los cristianos
nuestro enemigo es el mundo. Las prácticas del mundo nos llevan a alejarnos de
Dios, el mundo quiere lo malo para nosotros. Santiago 4: 4 “¡Gente infiel! ¿No saben que amar al mundo es lo mismo que
odiar a Dios? El que quiera convertirse en amigo del mundo se convierte en
enemigo de Dios.”
Porque nos hacemos amigos de nuestros Enemigos.
1. Perdemos toda esperanza como
cristianos. 27: 1 a “Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto algún
día por la mano de Saúl;” un cristiano sin esperanza es presa fácil del Mundo.
2. Confiamos en el poder del Mundo.
27: 1 b “nada,
por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de los filisteos, para que
Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando más por todo el territorio de
Israel; y así escaparé de su mano” Nuestra mala relación o nuestra
poca participación en la congregación nos hace confiar más en los del mundo.
3. Dejamos que el miedo nos domine.
28: 5 “Y cuando vio Saúl el
campamento de los filisteos, tuvo miedo, y se turbó su corazón en gran manera” el miedo
turba nuestra mente es decir no podemos pensar con claridad y tomamos malas
decisiones.
4. No tenemos respuesta de parte de
Dios. V 6 “Y
consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim,
ni por profetas” cuando no tenemos respuesta de parte de Dios en lugar de
hacernos amigos del mundo deberíamos preguntarnos porque no somos escuchados.
4.1. No
estamos dedicando el tiempo sufriente para orar. Lucas 5: 16 “Mas él se apartaba a
lugares desiertos, y oraba.” No debemos orar tan solo para pedir, la oración
mantiene nuestra relación permanente con Dios.
4.2. No
creemos en la palabra de Dios. Proverbios 28: 9 “El que aparta su oído
para no oír la ley, Su oración también es abominable.” No se
trata de creer a nuestra manera, debemos creer a la manera de Dios.
4.3.
Estamos siendo Altivos. Salmos 138: 6 “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas
al altivo mira de lejos.” Muchas de nuestras oraciones son un pliego de
exigencias.
Consecuencias de ser amigos del mundo o de nuestros Enemigos.
1. Terminamos buscando a otros
dioses. V 7 “Entonces
Saúl dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación,
para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte. Y sus criados le
respondieron: He aquí hay una mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación.”
2. Mantenemos una doble Vida. V 8 “Y se disfrazó Saúl, y
se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de
noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y
me hagas subir a quien yo te dijere.” al mundo
podemos engañar, pero a Dios no.
3. Nos obliga a irnos en contra de
nuestro pueblo, nuestra familia, o nuestros principios. V 1 “Aconteció en aquellos
días, que los filisteos reunieron sus fuerzas para pelear contra Israel. Y dijo
Aquis a David: Ten entendido que has de salir conmigo a campaña, tú y tus
hombres.”
4. Terminamos cuidando los
intereses de nuestros enemigos y descuidando nuestros intereses o los de
nuestra familia. V 2 “Y David respondió a Aquis: Muy bien, tú sabrás lo que hará
tu siervo. Y Aquis dijo a David: Por tanto, yo te constituiré guarda de mi
persona durante toda mi vida”