La angustia es un sentimiento o un estado emocional que se caracteriza por la pena, la tristeza o por sentimientos de soledad y abandono. David tenía grandes momentos de alegría provocados por sus victorias frente a sus enemigos, David podía experimentar de manera directa la protección de Dios y su presencia maravillosa pero también había momentos en que se sentía triste, solo y angustiado. V 1 – 2 “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no respondes; Y de noche, y no hay para mí reposo.”
Lo más importante para
combatir la angustia es reconociendo que estamos angustiados, no podemos combatir
algo que no creemos que existe. V 11 “No te alejes de mí, porque la angustia está cerca;
Porque no hay quien ayude.”
David no era el único que
tenía esta clase de sentimientos, nosotros al igual que Jesucristo mismo
también compartimos ese tipo de sensación. Mateo 27: 46 “Cerca de la hora
novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es:
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
Como combatir la Angustia.
1. Entregándosela a Cristo.
1 Pedro 5: 7 “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene
cuidado de vosotros.” solo Jesucristo puede tranquilizar nuestra alma
mientras él nos revela la solución.
2. Cambiando nuestra manera
negativa de Pensar. V 3 “Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las
alabanzas de Israel.” nuestros
pensamientos negativos hace que no podamos disfrutar de los buenos momentos que
Dios nos brinda.
3. Recordando todo lo Bueno
de nuestra Vida. V 4-5 “En ti esperaron nuestros padres;
Esperaron, y tú los libraste. Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en
ti, y no fueron avergonzados.” en esta vida todos tenemos
momentos buenos y malos, depende de nosotros en que enfocamos nuestra atención.
4. No minimizándonos. V 6 “Mas yo soy gusano, y
no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo”
nosotros somos muy importantes lo más precioso para Dios a si los demás no nos
valoren. Salmos 17: 8 “Guárdame como a la niña de tus ojos;
Escóndeme bajo la sombra de tus alas,”
5. Creyendo que Dios nos
conoce desde antes de nacer. V 9-10 “Pero tú eres el que me sacó del
vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi
madre.” nosotros no somos obra de
la casualidad, nosotros no somos producto de un descuido, a si no hayamos
estado en los planes de nuestros padres, si lo estábamos en los planes de Dios.
6. Hablando de las
maravillas de Jesucristo. V 22 “Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
En medio de la congregación te alabaré.” esto no
solo es una muestra de agradecimiento, también se convierte en un tipo de
terapia que llena nuestra mente de positivismo y valor.
7. Teniendo Momentos de
alabanza. V 25 “De ti será mi alabanza en la gran congregación;
Mis votos pagaré delante de los que le temen” la
alabanza hecha fuera de nosotros todo temor, todo complejo, la alabanza nos
hace libres.
La alabanza a Dios hace que
nuestro corazón se alegre, y un corazón alegre nos hace ver hermosos.
Proverbios 13: 15 “El buen entendimiento da gracia; Mas el camino de los
transgresores es duro.”
Los mementos de alabanza a
Dios no solo nos mantienen en comunión con él, también hace que nos
distraigamos y no sigamos pensando en lo que nos causa ansiedad o angustia.
8. estando convencidos de la
protección de Dios. Salmos 27: 10 “Aunque mi padre y mi madre me
dejaran, Con todo, Jehová me recogerá” no importa que los demás
nos desechen, el amor de Jesucristo será más que suficiente para levantarnos en
victoria y fortalecer nuestra alma.
9. Dejando que Cristo nos
de paz a un en medio de la tormenta. Filipenses 4: 7 “Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús.” Jesucristo no nos quita los problemas,
pero si nos da paz para poder encontrar la solución sin desespéranos.
En este mundo es inevitable
no tener preocupaciones, mientras estemos aquí en la tierra siempre tendremos
motivos para preocuparnos, depende de nosotros si permitimos que los problemas
nos esclavicen o decidimos salir de la angustia acercándonos a Cristo y dejando
que él nos de paz y tranquilidad.