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Salmos 22. Combatiendo la Angustia

 

La angustia es un sentimiento o un estado emocional que se caracteriza por la pena, la tristeza o por sentimientos de soledad y abandono.

David tenía grandes momentos de alegría provocados por sus victorias frente a sus enemigos, David podía experimentar de manera directa la protección de Dios y su presencia maravillosa pero también había momentos en que se sentía triste, solo y angustiado. V 1 – 2 “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no respondes; Y de noche, y no hay para mí reposo.

Lo más importante para combatir la angustia es reconociendo que estamos angustiados, no podemos combatir algo que no creemos que existe. V 11 “No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude.

 

David no era el único que tenía esta clase de sentimientos, nosotros al igual que Jesucristo mismo también compartimos ese tipo de sensación. Mateo 27: 46 “Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Como combatir la Angustia.

1. Entregándosela a Cristo. 1 Pedro 5: 7 “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” solo Jesucristo puede tranquilizar nuestra alma mientras él nos revela la solución.

2. Cambiando nuestra manera negativa de Pensar. V 3 “Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.” nuestros pensamientos negativos hace que no podamos disfrutar de los buenos momentos que Dios nos brinda.

3. Recordando todo lo Bueno de nuestra Vida. V 4-5 “En ti esperaron nuestros padres;
Esperaron, y tú los libraste. Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y no fueron avergonzados.
” en esta vida todos tenemos momentos buenos y malos, depende de nosotros en que enfocamos nuestra atención.

4. No minimizándonos. V 6 “Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo” nosotros somos muy importantes lo más precioso para Dios a si los demás no nos valoren. Salmos 17: 8 “Guárdame como a la niña de tus ojos;
Escóndeme bajo la sombra de tus alas,

5. Creyendo que Dios nos conoce desde antes de nacer. V 9-10 “Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.” nosotros no somos obra de la casualidad, nosotros no somos producto de un descuido, a si no hayamos estado en los planes de nuestros padres, si lo estábamos en los planes de Dios.

6. Hablando de las maravillas de Jesucristo. V 22 “Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
En medio de la congregación te alabaré.
” esto no solo es una muestra de agradecimiento, también se convierte en un tipo de terapia que llena nuestra mente de positivismo y valor.

7. Teniendo Momentos de alabanza. V 25 “De ti será mi alabanza en la gran congregación;
Mis votos pagaré delante de los que le temen
” la alabanza hecha fuera de nosotros todo temor, todo complejo, la alabanza nos hace libres.

La alabanza a Dios hace que nuestro corazón se alegre, y un corazón alegre nos hace ver hermosos. Proverbios 13: 15 “El buen entendimiento da gracia; Mas el camino de los transgresores es duro.

Los mementos de alabanza a Dios no solo nos mantienen en comunión con él, también hace que nos distraigamos y no sigamos pensando en lo que nos causa ansiedad o angustia.

8. estando convencidos de la protección de Dios. Salmos 27: 10 “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá” no importa que los demás nos desechen, el amor de Jesucristo será más que suficiente para levantarnos en victoria y fortalecer nuestra alma.

9. Dejando que Cristo nos de paz a un en medio de la tormenta. Filipenses 4: 7 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Jesucristo no nos quita los problemas, pero si nos da paz para poder encontrar la solución sin desespéranos.

En este mundo es inevitable no tener preocupaciones, mientras estemos aquí en la tierra siempre tendremos motivos para preocuparnos, depende de nosotros si permitimos que los problemas nos esclavicen o decidimos salir de la angustia acercándonos a Cristo y dejando que él nos de paz y tranquilidad.

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