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Eclesiastés 7. Cuando murmuran de Mi

 

Por naturaleza los seres humanos siempre murmuramos los unos de los otros, por esta razón la palabra de Dios nos recomienda no hacerlo. Santiago 4: 11 “Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.

Todos los seres humanos estamos expuestos a ofender no solo una vez sino muchas veces. Santiago 3: 2 “Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo

Qué Hacer cuando murmuran de Mi.

1. No lo tomes de manera Personal. Eclesiastés 7: 21 “Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu siervo cuando dice mal de ti” si ya sabemos que el hablar mal los unos de los otros es normal entre los seres humanos debemos ignorar las murmuraciones.

·         1.1. Todos terminarían siendo tus enemigos. Todos de una o de otra forma hablan mal de nosotros.

·         2.2. La tristeza se apoderaría de nosotros. Nuestro corazón nunca alcanzaría a sanarse de sus heridas.

2. Entender que nosotros también hablamos mal de los demás. V 22 “porque tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros muchas veces” el problema de muchos de nosotros es que por lo general sabiendo que también hablamos mal de otros preferimos hacernos las víctimas.

·         2.1. Nos ayuda a entender por qué hablaron mal de nosotros. Las mismas razones que a nosotros nos mueve hablar mal, también los debe mover a ellos.

·         2.2. Les podemos dar otra oportunidad, así como nos la han dado a nosotros cada vez que también somos sorprendidos hablando mal de otros.

3. Tómalo como una crítica Constructiva. Las críticas nos pueden servir para crecer y desgarrarnos.

·         3.1. Corregir. Cabe la posibilidad de que muchas de las cosas que dicen de nosotros pueden ser ciertas.

·         3.2. Mejorar. A si no sean ciertas las cosas que los demás dicen de nosotros podemos tener la oportunidad de mejorar nuestro comportamiento.

4. Insiste en tu buen comportamiento. Tito 2: 8 “palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.” la única forma de avergonzar a nuestros enemigos debería ser nuestro buen testimonio delante de ellos.

·         4.1. Salúdalo aunque no te salude. Nosotros no debemos esperar que los demás nos saluden para nosotros saludar, esto sería convertirnos a ellos. Jeremías 15: 19 “Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.

·         4.2. No pagues mal por mal. 1 Pedro 3: 9 “no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición” cuando nosotros bendecimos a nuestros enemigos y ellos son tomados por Jesucristo tenemos un enemigo menos.

5. Enfréntalo con Amor. 2 tesalonicenses 3: 14-15 “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence, Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano” debemos atacar a lo malo que dice esa persona mas no a la persona, debemos tratar de aniquilar las cosas que esa persona dice, sin intentar aniquilar a la persona.

·         5.1. Nuestro enemigo debe ser el mal comportamiento de la persona y no la persona.

·         5.2. Nuestro enfrentar debe ir enfocado en ayudar y mejorar nuestra relación con los demás.

Todos ofendemos de una o de otra forma, cada vez que quieras acabar con aquellos que hablan mal de ti, piensa que tú también lo has hecho varias veces, no para justificar la murmuración de los demás, sino para darles otra oportunidad, la misma que posiblemente nosotros también pedimos cada vez que murmuramos de Otros.

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