La adoración es uno de los aspectos centrales en la vida del creyente. A través de la adoración, el ser humano se conecta con Dios, reconoce Su grandeza y expresa su gratitud y sumisión. Sin embargo, no toda adoración es aceptable ante Dios. La adoración vacía es aquella que se realiza por costumbre, sin fe, sin amor, y sin obediencia. Esto no agrada a Dios y puede llevar al creyente a la hipocresía. La adoración verdadera debe involucrar todo nuestro ser.
El mensaje que Jehová le daba a Jeremías no era para gente
del mundo, la exhortación era para el pueblo de Dios que siempre se reunía para
alabar a Dios. V 2 “Así ha
dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla a todas las
ciudades de Judá, que vienen para adorar en la casa de Jehová, todas las
palabras que yo te mandé hablarles; no retengas palabra.”
Hoy en día miles y miles de personas se reúnen para alabar a
Dios y este llamado nos puede servir para analizar la forma como lo estamos
haciendo.
Muchas personas tan solo levantan sus manos en la alabanza
como un acto de costumbre, lo hacen de manera mecánica.
Qué pasa cuando solo nos acostumbramos a alabar a Dios.
1. No nos importa nuestra condición pecaminosa. V 3 “Quizá oigan, y se vuelvan cada uno
de su mal camino, y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad
de sus obras.” No se trata de que seamos unos santos inmaculados.
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1.1.
Pero si cuando llegamos al templo debemos postrarnos para ponernos a cuentas,
confesar nuestros pecados, para poderle adorar con un corazón limpio.
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1.2.
Cuando llegamos al templo solo por costumbre y alabamos de manera mecánica, por
lo general el mensaje o la predicación en lugar de edificarnos, nos molesta y
siempre creemos que nos las están echando.
2. No escuchan la palabra. V 4 “Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová: Si no me oyereis
para andar en mi ley, la cual puse ante vosotros,” cuando escuchamos la
palabra con nuestro corazón endurecido.
Toda palabra creemos que es en nuestra contra.
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2.1.
Las diferentes ocupaciones, los problemas y hasta las mismas bendiciones muchas
veces se convierten en distractores que nos impiden enfocarnos en la palabra de
Dios.
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2.2.
La mayoría de los cristianos que se congregan solo por costumbre por lo general
se enojan con los siervos de Dios cuando les dicen la verdad, su enojo es tanto
que se convierten en enemigos y andan de iglesia en iglesia. V 8 “Y cuando terminó de hablar
Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase a todo el pueblo, los
sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto
morirás.”
Jesucristo nos habla a través de sus siervos, no para
ofendernos, el lo hace para que podamos corregir nuestro caminar y de esta
forma evitemos la destrucción. V 13 “Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de
Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado contra
vosotros.”
Jesucristo esta buscando gente que lo adore, no por costumbre
mucho menos por necesidad, él quiere adoradores verdaderos en espíritu y en
verdad que lo hagan con todo su corazón.
