Cada vez el mundo es más difícil, en lo laboral cada día son más los profesionales que salen de las universidades, pero también cada día son más las empresas que se sierran. La crisis económica se ha vuelto global.
Por esta razón el pueblo cristiano en algo se siente afectado, y es natural que el pueblo de Dios tenga que pasar por desiertos, algunos cristianos hasta se preguntan y donde estaba Dios cuando pasaba por ese desierto.
¿Y sabes cuál es la respuesta? Dios estaba contigo por eso lograste superarlo.
Cuando la gente se pregunta y donde estaba Dios en ese accidente. Dios estaba ahí, por eso todavía estamos con él. En el mundo hay personas con menos problemas de los que podemos tener los cristianos, y ya se han suicidado, están en un siquiátrico o simplemente están desesperados.
En esos tiempos de desierto conocemos a Dios. V 5 “Yo te conocí en el desierto, en tierra seca.” El problema no es el desierto porque con la ayuda de Dios siempre salimos pronto.
El problema comienza cuando el desierto se convierte en tierra fértil, llegan las lluvias de bendición, cuando empezamos a observar frutos, y tenemos buenas, muy buenas cosechas. ¿Sabes por qué? Porque nos olvidamos de donde nos sacó Dios, nos hacemos soberbios. Y lo más triste es que no solo nos olvidamos de los tiempos de desierto, nos olvidamos también de Dios. V 6 “En sus pastos se saciaron, y repletos, se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí.”
Desde un principio Dios nos recomienda de no olvidarnos de donde él nos sacó. Deuteronomio 8: 2-3 “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. 8:3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.”
Dios permite que vivamos en desiertos para:
1. Afligirnos o hacernos humildes.
2. Probar nuestro corazón, ahí podemos demostrar que lo seguimos no por interés.
3. Para enseñarnos que no solo con lo material podemos ser felices. Un abrazo, un beso, una palabra de amor pueden lograr cosas que el dinero no puede.
Nunca pienses que lo que tienes es por tu poder o por tu habilidad, siempre recuerda que lo que tenemos es gracias a Dios y es él quien nos dio la capacidad de producir riquezas. Deuteronomio 8: 17-18 “y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. 8:18 Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.”
Los desiertos son momentos de encuentro con Dios en los cuales aprendemos a depender de él y también nos dejan grandes enseñanzas.
No te olvides del desierto en los momentos de abundancia, esto hará que siempre vivas en abundancia y no tengas que volver a otro desierto para ser disciplinado. Nosotros los cristianos deberíamos congregarnos más que para solo pedir, deberíamos congregarnos por agradecimiento de donde nos sacó y que como si fuera poco nos sigue bendiciendo.