Todos los seres humanos lo que más deseamos es tener una vida placentera. Cuando estamos enfermos querernos ser sanos, cuando estamos en escases de dinero lo queremos tener en abundancia y cuando estamos tristes queremos que alguien nos haga felices.
Muchas personas andan buscando iglesias cristianas o eventos públicos donde se ofrezcan sanaciones y bienestar personal por esta razón es tan fácil que terminen endiosando a los hombres que ellos consideran son sus salvadores. V 8,10-11 “Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros.”
Muchos cristianos modernos terminan adorando a las personas que ellos consideran sus redentores. V 13 “Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios.”
Lo más triste es que a muchos pastores, apóstoles o siervos de Dios les gusta la idea de sentirse dioses ante su público. Pablo y Bernabé no estaban dispuestos a convertirse en dioses y usurpar el puesto de Jehová. V 14- 15 “Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay.”
El peligro de usurpar el puesto de Dios es que mientras la gente se sienta satisfecha lo alaban, una vez que no satisface sus necesidades o simplemente llega otro con mejores cosas que ofrecer lo desechan o destruyen. V 19 “Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.”
Pablo y Bernabé no hicieron nada de especial ellos reconocieron que lo que actuó en ese varón enfermo fue su propia Fe. V 9 “Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado”
Cuando los cristianos tibios escuchan que en algún lugar va a llegar alguien de renombre que según ellos sana van con tanta fe que reciben sanidad no por el varón que llevaron al estadio o que invitaron al templo, lo que ahí actuó fue su propia fe.
El hambre de fama y reconocimiento humano hace que muchos siervos de Dios se sientan satisfechos de que muchos los vean como a dioses por esta razón muchos ya no predican para dar a conocer el mensaje de salvación a través del arrepentimiento solo se dedican a realizar grandes shows de milagros. Filipenses 1: 15 “Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.”
Muchos de estos pastores no solo se han acomodado a la fama también saben que el día en que dejen los shows terminan apedreados por sus propios seguidores y sus templos quedan vacíos.
Que hace que la gente busque dioses humanos y no a Jehová el verdadero Dios.
1. La falta de conocimiento. La ignorancia sea Espiritual o secular es lo que pone a la persona en una posición de Vulnerabilidad, la falta de conocimiento hace que cualquier persona sea presa fácil de todo vividor.
2. Querer escuchar tan solo lo que nos Gusta. 2 Timoteo 4: 3 “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,” hoy en día a la gente no le gusta cambiar su manera de vivir, prefieren buscar dioses que satisfagan sus caprichos sin tener que cambiar su vida.
Esta falencia en los nuevos cristianos sin conocimiento será utilizada por satanás para acabar de confundir a la humanidad. 2 Tesalonicense 2: 9-10 “inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. ”
El pueblo de Dios no se perdió por falta de milagros, el pueblo de Dios se perdió por falta de conocimiento. Jesucristo quiere que lo busquemos por amor para adorarlo en Espíritu y en Verdad. Dios hace milagros pero también nos corrige para llevarnos a una vida de perfección y de Excelencia.
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