El deseo de Jesucristo es que podamos vivir aquí en la tierra como en un paraíso, un remanso de paz y felicidad.
El planeta
tierra está diseñado y equipado para que los seres humanos podamos vivir en
felicidad total.
El problema
en la sociedad y en el vínculo familiar es que tenemos muy mala convivencia.
El motivo
por lo cual muchos vivimos mal es porque deseamos el mal para los demás y lo más
grave nos alegramos cuando a los demás les va mal.
Esto le
estaba sucediendo a tiro, se alegraba cuando a Jerusalén le iba mal. V 2 “Hijo de hombre, por cuanto dijo Tiro contra Jerusalén: Ea, bien; quebrantada está la que era
puerta de las naciones; a mí se volvió; yo seré llena, y ella desierta”
Muchas personas
creen que si a los demás les va mal a ellos les va a ir bien, creen que
ensuciando a los demás ellos se verán limpios.
El problema
de quienes se alegran del mal ajeno, es que el mal que ellos desean para otros
es lo que recibirán. V 3 “por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí
yo estoy contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el
mar hace subir sus olas.”
No es que Jehová
castigue al que desea mal, la razón por lo cual le va mal es que en el mundo
hay una ley indiscutible e inquebrantable.
En el mundo
se conoce a esta ley como la ley de la compensación todo lo que hagamos recibiremos.
En el mundo
espiritual se la conoce como la ley de la siembra y la cosecha. Gálatas 6: 7 “No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues
todo lo que el hombre siembre, eso también segará.”
Si queremos
cosechar de los demás, cosas buenas debemos sembrar en ellos cosas buenas, es
decir debemos hacerle a los demás lo que nos gustaría que ellos nos hagan a
nosotros. Mateo 7: 12 “Por eso, todo cuanto queráis que os hagan los
hombres, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los
profetas.”
Porque nos Alegramos del mal Ajeno.
1. La
envidia. Cuando nos sentimos mal porque a otros les va mal empezamos a sufrir y
creemos que si al otro le va mal nos vamos a sentir mejor.
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1.1. La
envidia hace que resbalemos en nuestros propósitos. Salmo 73: 2-3 “En cuanto a mí, casi se
deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. 3 Porque
tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.”
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1.2. La
envidia nos enceguece, la envidia no permite que veamos nuestras equivocaciones
por esta razón no podemos corregir a tiempo.
2. El sentirnos inferiores a los demás.
Las personas con complejos de inferioridad se esconden tras el fracaso de los demás,
creen que la única forma que tienen para avanzar es deteniendo el avance otros.
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2.1. Los
seres humanos somos diferentes los unos de los otros, esta diferencia nonos
hace inferiores. 2 corintios 11: 5 “Pues
yo no me considero inferior en nada a los más eminentes apóstoles”
3. El creernos más que los demás.
El creernos superiores hace que no aceptemos el triunfo ajeno por eso le
deseamos mal para no caernos del pedestal.
Filipenses 2: 3 “Nada
hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de
vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo,”
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3.1. Las
personas con complejo de superioridad no aceptan consejos, creen saberlo todo
por eso se estancan y no avanzan.
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3.2. La
mejor forma de vivir bien en esta sociedad es no alegrándonos del mal de los demás.
Proverbios 24: 17 “Cuando cayere tu
enemigo, no te regocijes, Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón” el desearle el mal a los demás nos
convierte en personas desagradables.