Jesucristo es maravilloso y a todos nos bendice dándonos todo lo que necesitamos.
El problema es que
muchos de nosotros perdemos las bendiciones que él nos regala por misericordia.
4:22
tú mismo eres, oh rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu
grandeza y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la
tierra.”
Muchos de nosotros
también hemos sido muy bendecidos sin ser millonarios lo tenemos todo. Aun en
medio de nuestras limitaciones vivimos como en un palacio. No tenemos la
familia perfecta, pero si envidiada por muchos.
Pero lo que
Nabucodonosor no sabía es que estaba a punto de vivir una tragedia, se
avecinaba una gran crisis en su vida. V 24- 25 a “esta
es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre
mi señor el rey: 4:25 Que te echarán de entre los hombres, y con las
bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a
los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado;”
A los seres humanos
lo que más nos cuesta es darle un buen manejo a nuestros tiempos de éxito o de
triunfo. Más nos demoramos en subir que ya estamos bajando.
Lo que nos hace
caer de las alturas en las cuales nos hace subir Dios, es el ORGULLO por
lo tanto lo único que puede contrarrestar este terrible mal es la humildad
reconocer que lo que tenemos es por la gracia de Dios. V 25 b “y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que
el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él
quiere”
Como recuperar
la bendición:
1. Reconociendo que
es Jesucristo quien gobierna. V 26 “Y en cuanto a
la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa
que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna.”
Muchas veces la prosperidad que nos da Jesucristo nos hace olvidar de donde
proviene lo que tenemos.
2. Arrepentirse de
Corazón. V 27 a “Por tanto, oh rey, acepta mi
consejo: tus pecados redimen con justicia,” una persona orgullosa de lo
que tiene no solo es aquella que maltrata a otros, también lo es aquella que
cree que no puede servirle a Dios porque piensa que si no trabaja va a perder
la comodidad que tiene. Y no reconoce que es Dios quien lo bendice con trabajo.
3. Teniendo
misericordia con los demás. V 27 b “y tus
iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será
eso una prolongación de tu tranquilidad.” Así como Jesucristo tiene
misericordia de nosotros él quiere que nosotros la tengamos con los demás.
4. Desechando toda
arrogancia, el rey en lugar de humillarse, más se creía de lo que tenía. V 30 “habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo
edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi
majestad?”
Por su misericordia
la ira de Dios tarda, pero al final siempre llega. V 31 “Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una
voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de
ti;”
La gracia se
termina y llega el castigo. V 33 “En la misma hora
se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y
comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo,
hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves.”
El amor de Dios es
tan grande que a pesar que le fallamos él siempre está listo para darnos una
nueva oportunidad. Lo único que necesitamos es reconocer el poder de Dios,
disponer nuestro corazón y volver a depender de él. V 34 “Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al
cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué
al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las
edades.”
El arrepentimiento
de corazón mueve la mano poderosa de Dios a nuestro favor, él nos perdona y nos
restaura. V 36 “En el mismo tiempo mi razón me fue
devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí,
y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi
reino, y mayor grandeza me fue añadida.”
Si tú has probado
de las maravillas de Dios se agradecido, congrégate para alabarle, no siempre
debemos congregarnos para pedir, también debemos hacerlo por agradecimiento a
todos los favores recibidos, y sobre todo agradecidos por que él nos sacó de la
inmundicia en la que vivíamos. V 37 “Ahora yo
Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus
obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan
con soberbia.”
No te vanaglories
de la bendición recibida, no permitas que las maravillas que Dios ha hecho en
tu vida te alejen de Dios y de las personas que te quieren, familiares o
Amigos.