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Zacarias 5. No te destruyas

 

Jesucristo quiere lo mejor para nosotros, el en ningún momento quiere hacernos daño o destruirnos. Ezequiel 18: 23 ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?” Jehová no destruye lo que con tanto amor creo.

Somos nosotros los seres humanos quienes con nuestro mal comportamiento nos autodestruimos y destruimos la tierra.

Nos destruimos a nosotros mismos cuando por nuestra mala forma de comportarnos destruimos nuestras buenas relaciones con los demás, en especial nuestra relación de pareja y familiar.

La forma de vida que podemos tener depende de nosotros mismos, de nuestra forma de ser depende que los demás nos quieran o nos odien, se acerquen o se alejen de nosotros.

Todo lo que nosotros hacemos se convierte en bendición o en maldición para nosotros mismos. V 3 “Entonces me dijo: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que hurta (como está de un lado del rollo) será destruido; y todo aquel que jura falsamente (como está del otro lado del rollo) será destruido” todo lo que nosotros hacemos es lo que terminamos recibiendo de los demás.

·       Que quieres recibir de los demás, lo que quieres que los demás te hagan eso es lo que les debes hacer. mateo 7: 12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas

Son las consecuencias de nuestros actos lo que termina destruyéndonos, no es Jesucristo ni las demás personas. V 4 “Yo la he hecho salir, dice Jehová de los ejércitos, y vendrá a la casa del ladrón, y a la casa del que jura falsamente en mi nombre; y permanecerá en medio de su casa y la consumirá, con sus maderas y sus piedras” todo lo que hagamos sea bueno o malo genera consecuencias.

Si sentimos que las demás personas se alejan de nosotros o que ya no quieren estar con nosotros, más que pensar que ellos son unos odiosos pensemos en que podemos estar fallando.

Como evitar nuestra Destrucción.

1. Reconociendo nuestros errores. Lucas 15: 21 “Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.  La única forma que tenemos para llevar algo a la perfección es si aceptamos que estamos equivocados.

·       El aceptar nuestras equivocaciones hace que Dios y los hombres nos perdonen. 2 Samuel 12: 13 “Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.  las personas arrogantes por lo general tienen el repudio de todo el mundo.

2. Estando Dispuestos a Corregir. Proverbios 4: 26 “Examina la senda de tus pies,
Y todos tus caminos sean rectos
” sin corrección no hay perfección. De nada sirve reconocer nuestros errores si no estamos dispuestos a corregir.

3. Pidiéndole a Jesucristo que nos dé un Nuevo Corazón. Ezequiel 36: 26 “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.  Los problemas y las decepciones que vivimos a diario terminan dañando nuestro corazón, por eso es necesario pedirle a Jesucristo que nos dé un nuevo corazón.

·       3.1. Nuestro compartimiento está determinado por lo que hay en nuestro corazón. Lo bueno o lo malo sale de él. Lucas 6: 45 “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca

4. Cambiando nuestra manera de Pensar. Filipenses 4: 8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” las personas que piensan de manera negativa miran las cosas de manera negativa, por lo tanto, siempre terminan convirtiéndose en personas destructoras.

5. No dejándonos influenciar por personas destructoras. 1 Corintios 15: 33 “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” por lo general siempre terminamos haciendo lo que hacen los demás.

Nuestro mal comportamiento o nuestra forma áspera de actuar hace que nos alejemos de Jesucristo y de las demás personas, no son los demás los que se alejan somos nosotros quienes nos alejamos de los demás.