La gran mayoría de los cristianos nos sabemos de memoria el mandato de Jesucristo citado en mateo 28: 19 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” en base a este mandato muchos siervos de Cristo desarrollan un gran amor y deseo de ir a muchos lugares lejanos y poco les gusta comenzar a predicar desde su casa o su barrio. Teniendo en cuenta ese enorme deseo de andar viajando por todas partes Jesucristo nos llama la atención en algo.
En este capítulo
no nos manda ir a buscar personas a todas partes del mundo. V 5 “A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones,
diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no
entréis”
en esta ocasión
el mandato es, vayan a restaurar a las ovejas perdidas que están dentro del
pueblo. V 6 “sino
id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” Han pasado miles de años y podríamos decir que este mandato
está más vigente que nunca.
El pueblo
de Dios dividido en denominaciones cristianas cada día va en mas corrupción,
pastores y miembros de iglesias llenos de odio por quienes se quedan en la
iglesia que ellos abandonaron o llenas de odio por quienes no hacen parte de su
denominación.
Otros pastores
se especializan en sacar gente de otras iglesias para llenar la suya, no
convencen con palabra de Dios, tienen que acudir a dar preventas o estímulos
materiales para que le acepten la invitación de salirse de la iglesia en la que
están y se pasen a la de él.
Cada vez algunos
pastores se parecen más y más a algunos politiqueros corruptos de algunos
lugares.
Como restaurar al pueblo de Dios.
1. haciendo
que la gente cada día se vuelva más a la palabra de Dios. V 7 “Y
yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.”
Es al pueblo de Dios que tenemos que decirle, alégrate que el reino de Dios se
ha acercado.
·
1.1. El pueblo de Dios se perdió por
falta de conocimiento. Oseas 4: 6 “
Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto
tú has rechazado el conocimiento, yo también te rechazaré para que no seas mi
sacerdote; como has olvidado la ley de tu Dios, yo también
me olvidaré de tus hijos” cada vez el pueblo de Dios
estudia menos la palabra.
2. Debemos
predicar la palabra sin ningún tipo de interés personal. V 8 b “de
gracia recibisteis, dad de gracia.”
La motivación de muchos ministros ya no es el salvar almas.
·
2.1. Muchos predican por necesidad económica,
otros por fama. Filipenses 1: 15-16 “Algunos, a la verdad, predican a Cristo por
envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. 16 Los unos anuncian a
Cristo por contención, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis
prisiones”
·
2.2. Jesucristo a través de su
pueblo se encarga de las necesidades de sus ministros. V 9- 10 “No os
proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el
camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno
de su alimento” que un ministro no cobre no
significa que tenga que vivir desamparado.
Como actúa un pueblo restaurado.
1. Un pueblo
restaurado está en función de predicar siempre la palabra de Dios guiado por el
espíritu santo. V 19- 20 “Mas cuando os entreguen, no os
preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que
habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de
vuestro Padre que habla en vosotros.”
No tengas miedo de hablar, el espíritu santo en nosotros nos da el poder para
hacerlo.
2. Es capaz
de soportar el rechazo de la gente por causa de Jesús. V 22 “Y
seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta
el fin, éste será salvo.” Un verdadero
cristiano más que querer agradar al mundo trata de agradar a Cristo.
3. No tienen
miedo a lo que pueda hacer el hombre. V 26 “Así que, no los
temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto,
que no haya de saberse.” si tú te
defiendes del ataque del hombre se convierte en tu lucha. Si dejas que actué
Jesucristo entonces se convierte en su lucha y quienes te atacan terminan
peleando con Dios.
4. Vivir
bajo el temor de Dios y no bajo el temor del hombre. V 28 “Y no
temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a
aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.” el hombre no puede hacerte más daño del que Dios le
permita para cumplir su propósito en ti.
Nuestro llamado
es predicar a todo el mundo, pero ante todo predicar y restaurar al pueblo de Dios
que por los afanes de este mundo y las diferencias denominacionales cada día
vive peor que la gente del mundo.