Todos los seres humanos tenemos dones y talentos a través de los cuales podemos lograr lo que nos propongamos, pero el miedo a equivocarnos o el miedo a fracasar hace que no nos atrevamos.
Las personas
de éxito, las personas que hoy viven en gran prosperidad son aquellas que
superaron el miedo a caminar por caminos desconocidos.
Si quieres
prosperar económicamente, si quieres tener algo diferente y especial es necesario
que te arriesgues a luchar por eso que tanto quieres.
En la vida
espiritual también sucede algo parecido a muchos Jesucristo nos ha llamado para
hacer cosas diferentes.
Moisés, Abraham,
Nehemías y muchos otros fueron llamados con una misión en particular, ellos
tuvieron que arriesgarse, convencidos que si Jehová los llamo el los sostendría.
A algunos
Dios nos llamó para que hagamos que el pueblo de Dios y aun los que no lo son
se vuelvan a la palabra.
La palabra
de Dios siempre se mantendrá, nunca se acabará, pero según el profeta Amos
muchas personas dejaran de estudiar la palabra y esto será lo mismo que
acabarse.
De nada
sirve que en la nevera haya mucha carne si nadie se acerca a ella para sacarla
y comer, de nada sirve que la palabra de Dios no se acabe si cada día menos personas
se acercan a ella para alimentarse.
Si Dios te
dio la orden de conservar y preservar la palabra no te preocupes por nada, lo
que es de Dios permanece a si muchos quieran acabarte o desanimarte. V 38-39 “Y
ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o
esta obra es de los hombres, se desvanecerá; 39 más si es de Dios, no
la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.”
Si tu llamado no es de Dios al primer inconveniente se acaba.
Si Dios te escogió el mismo se encarga de ti y de tu
Ministerio.
1. Dios se
encarga de quitarte todo obstáculo. V 18-20 “y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en
la cárcel pública. 19 Mas un ángel del Señor,
abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo: 20 Id, y puestos en pie en el templo,
anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida.” Si tu obstáculo es la falta de dinero para la obra, Jesucristo
multiplica lo que tienes de manera sobrenatural.
2. Dios
convierte en gozo el sufrimiento que nos causan los hombres. V 41 “Y ellos salieron de la presencia del concilio,
gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre”
si el llamado que tienes es de Dios nunca te vas a cansar ni desanimar, los
sufrimientos por la obra en un llamado son como gasolina en un incendio, lo
aviva más y más.
3. El
enseñar se convierte en una necesidad. V 42 “Y todos los días, en el templo y por las casas, no
cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.”
Si eres el llamado a conservar y preservar la palabra, Jesucristo te dará todos
los medios y las personas necesarias para cumplir la misión.
Muchos van
a querer alejarnos de nuestra Misión y de nuestro llamado, depende de cada uno
de nosotros si le obedecemos a los hombres o a Dios. V 29 “Respondiendo
Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los
hombres.”
Cada vez el
pueblo de Dios llevado por las dificultades y por los afanes de esta vida se
aleja de la palabra de Dios, cada vez estudia menos la escritura. nuestra Misión
es hacer que el pueblo de Dios se vuelva a la palabra.