En este mundo lastimosamente cada día vemos como se incrementa la violencia y el maltrato entre las personas. La razón por la cual cada uno de nosotros nos creemos con el derecho de maltratar a los demás es porque nos creemos mejores que ellos. V 9 a “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos?” esto ocasiona rivalidad y sentimientos de odio.
Para
el apóstol lo pero que podríamos hacer los seres humanos es creernos mejor que
los demás, esto no es correcto. V 9 b “En
ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están
bajo pecado.”
El
problema de la mala convivencia está en que muchos creemos que todos están equivocados
menos nosotros.
La única forma
de poder vivir en paz o en una perfecta convivencia es si reconocemos que todos
somos pecadores o que todos nos equivocamos. V 11 “No hay justo, ni aun uno;
11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios”
Quienes hemos
recibido a Jesucristo en nuestro corazón posiblemente ya no pecamos de la misma
forma y con la misma intensidad como lo hacíamos antes, pero todavía conservamos
algunos malos comportamientos.
1. Dañamos
a muchas personas con nuestra forma de hablar. V 13 “Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno
de áspides hay debajo de sus labios” muchos
nos excusamos en que somos muy sinceros.
·
1.1. Algunos dicen: es que yo no
tengo pelos en la lengua y es verdad no tienen pelos en la lengua, pero parece que
tienen cuchillas, cada vez que hablan dañan y lastiman.
·
1.2. Algunos tienen una forma tan
desagradable de hablar que parece que escupen veneno. Matan sueños, anhelos o propósitos.
2. De
nuestra boca muchas veces solo salen palabras de maldición. V 14 “Su boca está llena de maldición y de amargura.” Cada vez que nos dirigimos a alguien lo hacemos diciéndole
que no sirve, que va a fracasar, que él no es capaz. Etc.
Para que
nuestra forma de actuar no cambie es necesario que aprendamos que no somos
superiores a los demás, pero lógicamente tampoco somos peores que los demás.
Ambos sentimientos,
el creernos menos o el creernos más es lo que hace que nuestra forma de
comportarnos cambie.
Una persona
que se cree menos que los demás no avanza, el miedo, la vergüenza o los
diferentes complejos le impiden avanzar.
Las personas
que se creen mejor que los demás también se estancan ya que creen saberlo todo
y esto hace que no aprendan cosas mejores.
La recomendación
del Apóstol Pablo es que no nos creamos mejor que los demás. Romanos 12: 3 “Porque en virtud de la gracia que me ha sido dada,
digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe
pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha
distribuido a cada uno” creernos mejor que los demás hace
que los ofendamos con mayor facilidad.
Para hablar
con los demás y tener una excelente convivencia es necesario que sazonemos
nuestra forma de hablar. Colosenses 4: 6 “Que vuestra conversación sea siempre con gracia,
sazonada como con sal, para que sepáis cómo debéis
responder a cada persona.”
La mejor
forma de sazonar nuestra forma de hablar es bendiciendo, expresando palabras
positivas cargadas de estímulo para los demás.
Si queremos
vivir bien y mantener una excelente convivencia con los demás es necesario que
nunca nos olvidemos que no somos más que los demás y lógicamente tampoco somos
menos.