Reconciliarse es mucho más que tan solo decirle a quien hemos ofendido que nos perdone.
Reconciliarse
es volver en amistad con la persona que estábamos enojados.
La
verdadera reconciliación necesita preparación.
Jacob sabía
que había ofendido a su hermano y era necesario organizar bien su
reconciliación.
A muchas
personas solo les interesa pedir perdón como un mero formulismo o descargar su
conciencia ya que la reconciliación consiste en una serie de actitudes.
Lo primero
que debemos mantener para lograr una perfecta reconciliación es la humildad. V
3 “Y él pasó delante de ellos y se inclinó a tierra
siete veces, hasta que llegó a su hermano” Si para
sanar las heridas que hemos causado es necesario arrodillarnos deberíamos
hacerlo, algunos el orgullo los hace decir: yo ya le pedí perdón, ¿Qué quiere
que me arrodille?
No
pretendas que no ha pasado nada, acepta tu error y busca ganarte la gracia de
la otra persona. V 8 “Y Esaú dijo: ¿Qué te
propones con todos estos grupos que he encontrado? Y Jacob respondió: El hallar
gracia en los ojos de mi señor.” Nuestra forma agradable de hablar
es un factor determinante en la Reconciliación.
No busques
culpables. Aprovecha las diferentes oportunidades que se te presenten para
volver en amistad con los tuyos. Génesis 31: 3 “También
Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo
estaré contigo” Jacob no se lamentaba por la discordia con su
suegro, entendió que esa discusión era permitida por Jehová para llevarlo de
regreso a su Familia.
Se
detallista. No porque la otra persona te lo exija, ofrecer un detalle a cambio
del daño causado debe salir de nuestro corazón. V 10 “Y
dijo Jacob: No, yo te ruego; si he hallado ahora gracia en tus ojos, acepta mi
presente, porque he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios,
pues que con tanto favor me has recibido” los
detalles y nuestra buena actitud sirven para de alguna manera restaurar el daño
causado.
Los
detalles no necesariamente deben ser económicos o materiales, una sonrisa, un
abraso, una palabra de agradecimiento, una actitud de humildad pueden ser muy
buenos detalles para restaurar una Relación.
Busca
ganarte el corazón. No podemos obligar a la persona ofendida a que nos perdone,
ese acto de perdón de esa persona es algo que nosotros de alguna forma debemos
ganarnos.
La pregunta
que deberíamos hacernos es. ¿Qué estoy haciendo para que ganarme el perdón o la
gracia de la persona que herí o lastime?
Has una pausa,
pero no te demores. Efesios 4: 26 “Airaos, pero no
pequéis; no se ponga el
sol sobre vuestro enojo” lo mejor es no mantener una
discusión cuando las emociones están alborotadas.
Discutir
estando enojados hace que no pensemos con claridad, tomamos decisiones
equivocadas y sobre todo decimos cosas que no queríamos decir y ofendemos a
quienes más amamos.
Toma la
iniciativa. No esperes a que la otra persona se acerque a ti para pedirte
perdón, empieza dando el primer paso, si no te perdona continúa insistiendo,
busca mejores y nuevas oportunidades para hacerlo.
El poder de
un abrazo. Un abrazo sincero hace que las heridas del corazón se sanen con más
facilidad. V 4 “Pero Esaú corrió a su encuentro y le
abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron.” Un abrazo sincero hace que transmita acompañamiento y amor.
La verdadera
reconciliación no nace de la noche a la mañana, la verdadera reconciliación es
un proceso que comienza con el amor y el vivo deseo de vivir en armonía y Paz,
la reconciliación es una forma de vida que se manifiesta con nuestra buena
actitud.