La felicidad no es consecuencia de una vida de éxito, es todo lo contrario. El éxito es consecuencia de una vida de felicidad.
Solo una
persona feliz es capaz de conseguir éxito en todo lo que emprende. La felicidad
es producto del amor, esto quiere decir que una persona feliz todo lo hace con
amor y por eso le queda bien.
Cuando
hacemos las cosas con amor las disfrutamos.
Ser
generoso es mucho más que solo dar dinero. Una persona generosa es aquella que
es capaz de darse del todo a los demás, esto quiere decir que no les niega el
amor a sus familiares, no les niega tiempo para estar con ellos, un cristiano
generoso siempre está dispuesto a dar de el tiempo que Dios le ha dado para
ponerlo al servicio de Jesucristo. Una persona generosa por lo general es
agradecida y siempre reconoce lo que tiene, pero nunca se olvida de donde lo
rescato Dios.
Es la generosidad la genera
prosperidad, el dar a otros y sobre todo para la obra de Dios hace que otros también
nos den a nosotros. Proverbios 11: 25 “El alma generosa será
prosperada; Y el que saciare, él también será saciado.”
El ser generoso es una iniciativa de Dios. V 4-5 “Y habló Moisés a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que Jehová ha mandado: 35:5 Tomad de entre vosotros ofrenda para Jehová; todo generoso de corazón la traerá a Jehová; oro, plata, bronce,”
El
contribuir y el hacer la obra de Dios es de personas sabias. V 10 “Todo sabio de corazón de
entre vosotros vendrá y hará todas las cosas que Jehová ha mandado:”
el sabio entiende que el dar para la obra de Dios es sembrar para después cosechar.
Una persona
sabia reconoce que ofrendar para la obra de Dios no es un gasto es una
inversión. Mateo 19: 29 “Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o
padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces
más, y heredará la vida eterna.”
Lo que
vallamos a recibir o a cosechar el día de mañana depende de lo que sembremos
hoy. La cuantía de la cosecha depende de
la cuantía de la siembra. 2 Corintios 9: 6 “Pero esto digo: El que
siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará.”
Del amor
que siembres en los demás y en especial en tu familia es el que recibirás el
día de mañana, si tu estas esperando a jubilarte para tener tiempo, para tus
hijos porque ahora estas muy ocupado trabajando, el día de mañana cuando
busques a tus hijos ellos ya no tendrán tiempo para ti, también estarán muy
ocupados trabajando.
Lo que
sembremos es lo que cosechamos, no puedes cosechar amor si lo que sembraste fue
odio, no puedes cosechar tiempo cuando tú nunca lo sembraste en tu familia.
Gálatas 6: 7 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el
hombre sembrare, eso también segará.”
El sembrar
y el cosechar no solo tiene que ver con dinero. De todo lo que sembremos es lo
que cosecharemos. Y recuerda que la ley de la siembra consiste en que si
siembras un grano jamás vas a cosechar el mismo grano. Siempre cosecharas
multiplicado lo que siembres. Tacañería, odio o amor.
Dios ama al
dador alegre. 2 Corintios 9: 7 “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” El dar
con alegría genera alegría y recompensa.
Solo a
medida que uno da es como también recibe. Lucas 6: 38 “Dad, y se os dará; medida
buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la
misma medida con que medís, os volverán a medir.”
El generoso
siempre piensa en generosidades y por eso será exaltado, el rico generoso entre
más rico cada día es más rico. Y el pobre generoso al ser exaltado cada día
sale más de su pobreza. Isaías 32: 8 “Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será
exaltado.”
La generosidad es la base para el éxito, no esperes cosechar donde no has sembrado, de la calidad y la cantidad de semilla que siembres es lo que cosecharas. Si no te gusta lo que estas cosechando, entonces cambia lo que estas sembrando.