La construcción del tabernáculo no fue algo que se hizo de la noche a la mañana, requirió de mucho tiempo, de paciencia y sobre todo de mucha destreza. 35: 30-32 “Y dijo Moisés a los hijos de Israel: Mirad, Jehová ha nombrado a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; 35:31 y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte, 35:32 para proyectar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce,” Ese lugar era como cualquier lugar todos los materiales aunque costosos eran materiales común y corriente.
Entonces
qué era lo que hacía de ese lugar un lugar especial y muy diferente a otros así
tuvieran el mismo o más lujo que el tabernáculo.
Lo que
hacía del tabernáculo un lugar especial era la presencia de Dios. 40: 34-35 “Entonces una nube cubrió
el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo.
40:35 Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube
estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba.”
Lo que hace
que nuestro hogar marque diferencia es la presencia de Dios. Si Jesucristo es
el eje principal sobre el cual gire nuestro matrimonio entonces podemos tener
una convivencia maravillosa. Esto no quiere decir que no vallamos a tener
problemas lo que quiere decir es que con Jesucristo es mucho más fácil buscar
solución a nuestras dificultades.
Que necesitamos para disfrutar de la presencia de Dios:
1. Creer en
la presencia de Dios. Juan 11: 40 “Jesús le dijo: ¿No te
he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?” Lo
sobrenatural se evidencia a través del creer.
2. Creer
que su presencia es producto de su promesa. Mateo 18: 20 “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy
yo en medio de ellos.” No son nuestras obras lo que
atraen la presencia de Dios, por mucho que nos propongamos no fallar, siempre
lo hacemos de una o de otra forma.
3. Crear un
ambiente agradable a nuestro Dios. La Adoración y la alabanza tienen la
capacidad de atraer la gloria de Dios. 2 Crónicas 5: 13- 14 “Cuando sonaban,
pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a
Jehová: y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros
instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno,
porque su misericordia es para siempre: entonces la casa se llenó de una nube,
la casa de Jehová. 5:14 Y no podían los sacerdotes estar allí para
ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la
casa de Dios”
4. hacer de
ese lugar, un lugar santo. 40: 9 “Y tomarás el aceite
de la unción y ungirás el tabernáculo, y todo lo que está en él; y lo
santificarás con todos sus utensilios, y será santo.” Debemos consagrar
a Dios nuestro hogar o nuestra casa de manera permanente.
5. Santificarnos
delante de Dios como familia. 40: 12 “Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de
reunión, y los lavarás con agua.”
En este mundo siempre estamos expuestos a contaminarnos.
Los
primeros en santificarnos debemos ser los padres. V 13 “Y harás vestir a
Aarón las vestiduras sagradas, y lo ungirás, y lo consagrarás, para que sea mi
sacerdote.” Los padres somos ejemplo de entrega a Jehová.
Si los
padres somos ejemplo de dedicación a Dios también lo harán nuestros hijos. V
14-15 “Después harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las
túnicas; 40:15 y los ungirás, como ungiste a su padre, y serán mis sacerdotes,
y su unción les servirá por sacerdocio perpetuo, por sus generaciones”
no podemos exigirles a nuestros hijos que honren a Jesucristo, si nunca nos han
visto hacerlo.
En nuestra
casa podemos tener un tabernáculo o un altar para Jehová, lo único que tenemos
que hacer es proponerlo en nuestro corazón, Compartir como familia tiempos de
oración y estudio bíblico. Apaga por un momento la televisión y alaba a
Jesucristo en compañía de tu familia. Será de mucha bendición ya que la
presencia de Dios se manifestará con gran poder.