En este mundo hay dos tipos de personas, personas de fracaso y personas de éxito, lastimosamente son más las personas de fracaso, que las personas de éxito.
Quienes han
logrado el éxito consideran que solo para las personas que están dispuestas a
luchar por lo que quieren no hay límites.
Jehová
quería que su pueblo fuera un triunfador en todo, pero no lo iba a convertir en
un triunfador de la noche a la mañana o a través de un milagro, hay cosas que solo
depende de nosotros los humanos.
Para que el
pueblo lograra triunfar en sus batallas era necesario que convocara a todos los
que estaban dispuestos para luchar o para ir a la guerra. V 2-3 “Tomad el censo de toda la
congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus
padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus
cabezas. De veinte años arriba, todos los que pueden salir a la guerra en
Israel, los contaréis tú y Aarón por sus ejércitos”
Las
familias o las diferentes organizaciones seculares o espirituales que quieren
triunfar en lo que hacen deben estar compuestas por personas que estén dispuestas
a comprometerse, cada familia debía enviar un representante. V 4 “Y estará con vosotros un varón de
cada tribu, cada uno jefe de la casa de sus padres” todo
trabajo en conjunto tiene mayores resultados.
Muchos
cristianos quieren pertenecer a la mejor iglesia, pero esperan a que otros se
esfuercen, ellos solo asisten como espectadores.
Las mejores
iglesias al igual que las mejores instituciones seculares se logran si todos
contribuyen económicamente y con servicio personal.
No podemos
pretender tener la mejor familia si solo unos contribuyen y sirven, mientras
otros solo viven del esfuerzo de los demás.
En la
familia, la iglesia o cualquier otra institución debe asignarse
responsabilidades, solo de esta forma crece y se desarrolla.
Como desarrollamos la capacidad de Luchar.
1.Teniendo
muy claro que es lo que queremos lograr. 1 corintios 9: 23 “Así que, yo de esta manera corro,
no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire”
el que no sabe que es lo que quiere está perdida, cualquier camino le sirve.
2. Amando
eso que queremos lograr. Colosenses 3: 23 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón,
como para el Señor y no para los hombres” solo
cuando amamos lo que hacemos nos esforzamos más de lo exigido.
3.Buscando
formas para obligarnos a luchar por lo que queremos Lograr. 1 Corintios 9: 27 “sino que golpeo mi cuerpo, y lo
pongo en servidumbre, no sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo
venga a ser eliminado” la mejor forma de obligarnos a
luchar por una meta es buscando algo o alguien quien nos motive a luchar.
4. Nunca
mirando para atrás, siempre manteniendo la mirada en nuestro Objetivo.
Filipenses 3: 13 “Hermanos, yo mismo no
pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que
queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,” las
personas que viven del pasado sea bueno o malo se estancan, el pasado debe
servirnos como aprendizaje para avanzar.
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4.1. Anhelar el pasado lo único que
produce retroceso. Isaías 43: 18 “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria
las cosas antiguas.” Si las cosas pasadas no nos impulsan a seguir
avanzando es mejor olvidarlas.
5. No
creyendo haberlo logrado todo. Filipenses 3: 12 “No
que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si
logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús”
las personas que creen ya haber conseguido lo que querían dejan de seguir
luchando y pronto pierden la motivación para avanzar.
No importa cuántos
sueños tengamos si no nos esforzamos por conseguirlos, solo se quedarán en
bonitos sueños. A demás de tener metas es importante estar dispuestos a luchar
por conseguirlas. ¿Cuánto estas dispuesto a dar de ti para conseguir lo que
deseas?