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Jueces 20. Que nos lleva al Fracaso


 Los fracasos en la vida de una persona de éxito no son más que alarmas de que algo no estamos haciendo bien y que es necesario corregir para poder avanzar.

El problema no esta en tener algún fracaso, el problema está en no aprender de ellos.

Quien comete errores y no aprende de ellos peca de ignorante, porque todo en la vida tiene un propósito para el bien común del hombre en la tierra. Romanos 8: 28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” La equivocación más grande es no aprender de las equivocaciones.

 La base fundamental para cometer errores es la ignorancia el desconocer las cosas hace que cometamos más errores. Es por eso que Jesucristo dice que solo la verdad nos hace libres. El conocer la verdad nos hace tomar decisiones con claridad. Juan 8: 32 “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Que nos lleva al Fracaso.

1. La terquedad. Una persona terca es una persona sorda no quiere oír razones. V 13 “Entregad, pues, ahora a aquellos hombres perversos que están en Gabaa, para que los matemos, y quitemos el mal de Israel. Más los de Benjamín no quisieron oír la voz de sus hermanos los hijos de Israel,

2. Promover pleitos en lugar de ser conciliadores. V 14 “sino que los de Benjamín se juntaron de las ciudades en Gabaa, para salir a pelear contra los hijos de Israel.” hay personas que de un pequeño comentario hacen una guerra imparable.

3. Confiarnos de nuestras habilidades. V 16 “De toda aquella gente había setecientos hombres escogidos, que eran zurdos, todos los cuales tiraban una piedra con la honda a un cabello, y no erraban.

4. No medir la proporción del peligro o de nuestros enemigos. Los de benjamín tan solo eran 26.000 hombres. V 15 “Y fueron contados en aquel tiempo los hijos de Benjamín de las ciudades, veintiséis mil hombres que sacaban espada, sin los que moraban en Gabaa, que fueron por cuenta setecientos hombres escogidos.” los hijos de Israel eran 400.000 todos preparados para la guerra. V 17 “Y fueron contados los varones de Israel, fuera de Benjamín, cuatrocientos mil hombres que sacaban espada, todos estos hombres de guerra.” Todo proyecto por muy bueno que sea siempre tiene un margen de riesgo.

5. No entender que nuestras habilidades o nuestra capacidad sin la ayuda de Dios de nada sirve. Los de benjamín eran muy fuertes tanto que causaron muchas bajas en Israel, si no es porque Jehová interviene podían derrotar a Israel. Ser fuerte pero no tener a Dios de su lado es lo mismo que ser débil.  V 27-28 “Y los hijos de Israel preguntaron a Jehová (pues el arca del pacto de Dios estaba allí en aquellos días, 20:28 y Finees hijo de Eleazar, hijo de Aarón, ministraba delante de ella en aquellos días), y dijeron: ¿Volveremos aún a salir contra los hijos de Benjamín nuestros hermanos, para pelear, o desistiremos? Y Jehová dijo: Subid, porque mañana yo os los entregaré.

El que una persona no quiera reconocer sus errores lo lleva a la destrucción. V 48 “Y los hombres de Israel volvieron sobre los hijos de Benjamín, y los hirieron a filo de espada, así a los hombres de cada ciudad como a las bestias y todo lo que fue hallado; asimismo pusieron fuego a todas las ciudades que hallaban.

Aceptar las equivocaciones es de valientes. A pesar de intentarlo, de procurar hacer las cosas bien, siempre cabe la posibilidad de cometer un error. Y eso no debe frenarnos, pues muchas de las mejores lecciones que aprendemos son producto de un error cometido y superado.

Aceptar nuestros errores no significa culpabilizarnos. El aceptar nuestra culpa no debe llevarnos a pasarnos la vida lamentándonos por lo que hicimos o dejamos de hacer. El propósito de aceptar nuestra equivocación es poder corregir y seguir adelante sin detenernos.

La única persona en el mundo que no se equivoca es la que no hace nada, todo el que se atreve hacer algo y sobre todo algo diferente siempre correrá el peligro de equivocarse y cometer errores.

Solo el aceptar nuestros errores nos lleva a tener una vida de éxito, la perfección solo se consigue corrigiendo los errores. Sin corrección no hay perfección.