La amargura es el veneno para el alma, la amargura es un sentimiento de frustración, de impotencia, de malestar permanente con uno mismo y con los demás.
Una persona amargada por lo general
todo le parece mal y con nadie se lleva bien.
El apóstol Pablo recomienda que es
necesario no permitir que la amargura plante raíz en nuestro corazón. Hebreos
12: 15 “Mirad bien, no sea que
alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de
amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”
Que causa la Amargura.
1. Perdemos de Vista nuestros
Propósitos. V 3 “¡Quién
me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla.” Job era
un hombre que tenía una perfecta relación con Dios. Job 1: 1 “” pero en esta
ocasión Job había perdido contacto con Dios.
2. Solo Pensamos en Defendernos con
nuestras palabras. V 4 “Expondría mi causa delante de él, Y llenaría mi boca
de argumentos” creemos tener siempre la razón y no nos damos la
oportunidad de escuchar.
3. Cree que nadie está Pendiente de
él. V 8-9 “He
aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré;
Y al occidente, y no lo percibiré; Si muestra su poder al norte, yo no lo
veré;
Al sur se esconderá, y no lo veré.” Job sentía que Jehová se escondía
de él, la amargura nos lleva a creer que nadie quiere estar con nosotros, esto
causa gran dolor en nuestro corazón.
4. Creemos que en vano nos
esforzamos por agradar a los demás en especial a Dios. V 11-12 “Mis pies han seguido
sus pisadas; Guardé su camino, y no me aparté. Del mandamiento de sus
labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca más que mi comida.” cuando
pensamos de esta forma terminamos desanimándonos y frustrados.
5. Creemos que los demás Siempre
hacen lo que quieren a pesar de nuestro esfuerzo. V 13 “Pero si él determina
una cosa, ¿quién lo hará cambiar? Su alma deseó, e hizo” una
persona amargada siempre se ve como una victima
Como Quitar la Amargura de Nuestro Corazón.
1. No sobre dimensionando el Tamaño
de nuestras Dificultades. V 2 b “Porque es más grave mi llaga que mi gemido.”
2. Tomando la decisión de Renunciar
a la Amargura. Efesios 4: 31 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y
maledicencia, y toda malicia.”
3. Perdonando y Perdonándonos a
nosotros mismos. Efesios 4: 32 “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos,
perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”
4. Cambiando nuestra manera de
Pensar. Romanos 12: 2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio
de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la
buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Mientras
sigamos pensando que somos los más infelices y que nadie nos quiere o que nadie
nos comprende seguiremos condenados a la amargura.
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