Desde un principio Dios creo seres humanos con la capacidad de pensar, sentir y sobre todo decidir.
La diferencia fundamental entre el
hombre y el animal es que el hombre tiene la capacidad de tomar decisiones.
Esto quiere decir que el ser humano
no es un robot programado para hacer el bien o el mal.
Lo único que el hombre tenía que
hacer para vivir en paz era no intentar hacer su propia voluntad porque dañaría
su dependencia total de Dios. Génesis 2: 16-17 “Y mandó Jehová Dios al hombre,
diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia
del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente
morirás.”
Mientras el hombre estaba bajo la
soberanía de Dios libremente sentía el deseo de hacer las cosas bien a pesar de
estar también la opción del mal.
El mal uso de la libertad que Dios
le dio llevo al hombre a cuestionar las ordenanzas que Dios les había dado.
Génesis 3: 4-5 “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No
moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos
vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
Cuando el hombre decide desobedecer
a Dios es decir salirse de su soberanía empezó la inclinación al mal. Ya empezó
a ver las cosas de diferente manera a tal grado que empezó a desear lo que
antes le era indiferente. Génesis 3: 6 “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y
que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y
tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como
ella”
La maldad en el mundo comienza
cuando adán se aleja de Dios es decir toma la decisión de esconderse de su
presencia. Génesis 3: 9-10 “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás
tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba
desnudo; y me escondí.”
Ya que el hombre creía que podía
vivir bien sin necesidad de estar sometido a Dios, Jehová los dejo en libertad
es decir los echo de su presencia. V 23 – 24 “Y lo sacó Jehová del huerto del
Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al
hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida
que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.”
El tiempo nos ha demostrado que
Adán cometió un grave error, los resultados nos dicen que el Hombre no puede
gobernarse a sí mismo.
Como consecuencia del hombre vivir
sin estar sometido a la soberanía de Dios es el aumento de la maldad. Jehová no
se mete ya que esa fue la decisión del hombre.
Por esta razón no solo Job, también
muchos de nosotros nos preguntamos si Dios todo lo ve, entonces porque no
interviene cuando el hombre roba, mata, viola y comete cualquier tipo de
barbaridad. Job 24: 1-3, 9-10 “Puesto que no son ocultos los tiempos al Todopoderoso, ¿Por
qué los que le conocen no ven sus días? Traspasan los linderos,
Roban los ganados, y los apacientan. Se llevan el asno de los huérfanos, Y
toman en prenda el buey de la viuda, Quitan el pecho a los huérfanos, Y de
sobre el pobre toman la prenda. Al desnudo hacen andar sin vestido, Y a
los hambrientos quitan las gavillas.”
Dios hizo lo que cualquier padre
haría cuando sus hijos se le enfrentan y le dicen: nosotros ya somos mayores de
edad, no se meta en nuestra vida, déjenos hacer lo que queremos. El Padre
simplemente se hace a un lado y los hijos tienen que vivir las consecuencias de
su rebeldía.
Ya que Dios le dio la libertad al
hombre él no puede cambiar a todo el mundo de manera automática, para esto
entrego la vida de su hijo Jesucristo para que todos los que quieran cambiar su
forma de vida se sometan bajo la soberanía de Cristo.
No es que Dios permita la maldad
del hombre, es que Dios respeta el hecho de que el hombre no se quiera someter
a él, la única forma para que el mundo vuelva a vivir en paz y se acabe la
maldad es si nosotros los que hemos tomado la decisión de volver a someternos
bajo la soberanía de Cristo, sigamos evangelizando para que un día todo el
mundo esté bajo la gobernación de Dios.