La mayoría de los seres humanos tenemos un gran mal con respecto a los halagos o el tratarnos bien.
cuando sentimos que nos alagan por
nuestro trabajo nos confiamos y en lugar de esforzarnos por hacer las cosas
mejor, nos confiamos y empezamos a fallar.
En nuestra casa o en la sociedad
cuando nos tratan bien y son detallistas convertimos los detalles en obligación,
cuando dejan de darnos los regalitos nos enojamos.
En el mundo secular se dice. Nos dan
la mano y nos cogemos del codo. No sabemos respetar ni valorar los favores que
recibimos.
Esto le sucedía al pueblo de Dios, Jehová
Dios los libro, de la esclavitud, en la dificultad b ellos conocieron del poder
maravilloso de Jehová. Y sacaste a tu pueblo
Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con mano fuerte y brazo
extendido, y con terror grande;
22y les diste esta tierra, de la cual juraste a sus padres
que se la darías, la tierra que fluye leche y miel;
Hoy en día también nos sucede algo similar, en las dificultades es cuan
do mas vemos el poder de Dios a nuestro Favor.
Jesucristo no promete quitarnos las
dificultades, es decir el no promete evitarnos pasar por el fuego o el agua;
pero si promete estar con nosotros en esos momentos de crisis. Isaías 43: 2 “Cuando pases por las aguas, yo
estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego,
no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”
Mientras el pueblo de Dios vivía en
ruinas, siempre estaba muy pegado y agradecido con Dios, pero cuando probo la bendición
y creyó ya tenerlo todo, le molestaba escuchar la voz de Dios. 23y entraron, y la disfrutaron; pero no oyeron tu voz, ni anduvieron en
tu ley; nada hicieron de lo que les mandaste hacer; por tanto, has hecho venir
sobre ellos todo este mal.
Jesucristo no nos castiga por no
escucharlo, el permite que vivamos las consecuencias del no escucharlo.
La razón es muy sencilla y lógica;
si un padre le dice a su hijo que no meta el dedo en la candela porque se quema
y el no escucha, antes, por lo contrario, el mete con mas ganas el dedo, no es
que el padre lo castigue, la quemazón que sufrió es consecuencia de no haber
escuchado la voz o los consejos del padre.
Jehová quiere lo mejor para
nosotros, es por esta razón que nos prohíbe algunas cosas, que el practicarlas dañarían
nuestra vida y la vida de quienes nos rodean.
Cuando dejamos que las bendiciones
nos hagan sordos a la palabra de Dios, tomamos la mala costumbre de poco a poco
dejarnos de congregar. Hebreos 10: 25 “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino
exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Cuan do ya el no congregarnos se nos hace costumbre, satanás
siempre nos presentara una excusa no muy importante para dejar de asistir al
Templo. Y cuando nos congregamos ya no lo disfrutamos y el aburrimiento se
expresa en nuestro rostro y mal comportamiento.
Disfrutemos de las bendiciones que nos da Jesucristo y seamos
agradecidos con él, entre más bendiciones recibamos, mas agradecidos y
comprometidos debemos ser con Jesucristo.
