En este capítulo Ezequiel nos cuenta la maravillosa experiencia de encontrarse con la presencia de Dios. V 4 “Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová.” un verdadero cristiano cuando acude al templo a la hora del culto, no solo lo hace por costumbre o porque le encanta las predicaciones que escucha, el lo hace porque quiere tener un encuentro maravilloso con Jesucristo.
En el culto buscamos la gloria de
Dios a través de la Adoración y la alabanza. 2 crónicas 5: 13 “Cuando sonaban, pues, las
trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová: y a
medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de
música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia
es para siempre: entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová.”
Muchos cristianos llegan tarde al
culto cuando ya la alabanza a terminado, la verdad es que poco interés le
tienen.
Muchos prefieren llegar a la hora
de la predicación, buscan una palabra que los erice, que los emocione o los
haga sentirse importantes.
La palabra es muy importante ya que
es la que nos reta, nos anima al cambio, nos exhorta y si el predicador es
experto en el pulpito con mayor razón.
La alabanza en una iglesia no es
para esperar a que los invitados lleguen, esto solo sucede en los circos, para esperar
a que el público llegue por lo general se pone música.
En el templo la música de Adoración
o alabanza no es para esperar a que la gente llegue, la Adoración y la alabanza
es para esperar que descienda la presencia o la gloria de Dios.
La palabra es para nuestra
edificación, la Adoración y la alabanza es para atraer la presencia de Dios,
cuando la presencia de Dios desciende suceden milagros. 2 crónicas 5: 22 “Y cuando comenzaron a entonar
cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab, y del monte
de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron
los unos a los otros:”
No es la fuerza conque se exigen
milagros o la gritería lo que hace que sucedan milagros en algún un lugar, es
la presencia de Dios o la gloria de Dios en ese lugar lo que hace milagros.
Dios es nuestro Padre; y como hijos
podemos acudir a Él en cualquier circunstancia que rodee nuestras vidas.
Nuestra búsqueda con Él debe ser genuina, con humildad y un corazón puro y
honesto.
Nuestro Padre no puede resistir un
corazón que le busca en espíritu y en verdad. Teniendo siempre presente que su
Espíritu Santo es quien nos acompaña y permite que la conexión con Él sea más
eficaz. 2 crónicas 15: 2 “Y
salió al encuentro de Asa, y le dijo: Oídme, Asa, y todo Judá y Benjamín:
Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él: y si le buscareis,
será hallado de vosotros; más si le dejareis, él también os dejará.”
Cuando acudas al templo no lo hagas
para buscar un milagro, acude al templo buscando la presencia de Jehová, si la
presencia de Dios está en ese lugar también estarán los mil gros, recuerda los
milagros son la añadidura que acompaña a Jesucristo.
