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Ezequiel 33. Mis actos me Juzgan.


 Muchos cristianos se decepcionan de Dios y lo consideran injusto, porque cuando ellos presentan delante de Dios a sus enemigos esperando que los destruya, Jehová los restaura y los salva.  

A muchos nos cuesta entender que Jesucristo no quiere destruir al malvado, el lo quiere restaurar tal como lo hizo con nosotros.

El único requisito que Jesucristo nos exige es que nos arrepintamos de nuestros pecados 11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

Cuando nos hacemos cristinos nos creemos tan santos que se nos olvida que nosotros también estábamos encadenados por el pecado. Romanos 3: 9-10 “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. 10Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;

Jesucristo es un Dios de ley y justicia, así él le allá declarada muerte al impío este tiene la oportunidad de arrepentirse. V 14 “¿Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia;”

Si el malvado además de arrepentirse restituye el mal que hizo, Jehová le perdona y le salva la vida a si nosotros los que nos consideramos justos no lo entendamos. V 15 si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.

El echo de que hayamos recibido a Jesucristo en nuestro corazón no es garantía absoluta de que ya tenemos salvación perpetua.

Si seguimos cometiendo pecado a si Jesucristo nos haya declaro salvos, nuestros malos actos nos condenan. V 13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.

El que seamos salvos por gracia no significa que podamos convertir nuestra libertad en libertinaje. Para hacer lo que se nos provoque.  Gálatas 5: 13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.

Muchos cristianos se enojan con Jesucristo porque no castiga o destruye a sus enemigos y lo tildan de injusto. V 17 “Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto.”

Si el justo deja de hacer justicia recibirá castigo. V 18 “Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello.”

Si el malvado se arrepiente y hace las cosas bien vivirá. V 19 “Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello.” Es decir, cada quien cosechara de lo que siembra.

No somos salvos por nuestras obras, pero si nuestras obras determinan en quien hemos creído, Jesucristo dice que nuestros frutos son los que nos identifican a quien le pertenecemos, por los frutos los conoceréis.

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