Muchos siervos de Dios en la antigüedad también lo hacían. Salmos 94: 3 “¿Hasta cuándo los impíos, Hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos?”
Muchos hasta consideraban que Jehová es Injusto. Jeremías 12: 1 “Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente?” Jeremías con su boca decía que Jehová es justo pero le reclamaba como si no lo fuera.
En nuestro afán de hacer justicia muchas veces nos alegramos del mal de los demás y hasta deseamos el mal de nuestros enemigos.
La línea entre el bien y el mal, entre ser buena gente o malvados es tan delgada que muchas veces sin darnos cuenta la pasamos y de esta forma nos convertimos de buenos a malos en cuestión de segundos.
Porque no Alegrarnos del mal Ajeno.
1. Nos Volvemos envidiosos y Egoístas. V 2 “Hijo de hombre, por cuanto dijo Tiro contra Jerusalén: Ea, bien; quebrantada está la que era puerta de las naciones; a mí se volvió; yo seré llena, y ella desierta” muchas veces deseamos lo bueno de los demás y nos alegramos de lo malo que les puede pasar.
· 1.1. El desearle el mal a las demás personas solo porque creemos que son malas, nos convierte a nosotros en tan malos como ellos.
2. Es un mandato de Jesucristo. Proverbios 24: 17 “Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón” Jesucristo no quiere que deseemos mal a los demás porque enturbia nuestro corazón.
· 2.1. De esta manera marcamos diferencia con respecto al malvado. El malvado solo desea el mal ajeno. Proverbios 21: 10 “El alma del impío desea el mal;
Su prójimo no halla favor en sus ojos.”
3. Causa el Repudio de Dios y de los Demás. V 3 “por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas.” Nadie quiere estar con una persona que solo piensa en cosas malas para los demás.
4. Pierde el Gozo en su Corazón. V 13 “Y haré cesar el estrépito de tus canciones, y no se oirá más el son de tus cítaras.” Las personas que piensan solo en maldad viven intranquilas, siempre les molesta el bienestar de otros, saber que otros son felices les causa infelicidad.
Que hacer para no Alegarnos del Mal Ajeno.
1. Entender que para que nos vaya bien a nosotros no necesitamos que le vaya mal a otro. No por ensuciar a otros nos vemos más limpios nosotros.
2. No Comparar nuestros logros con los logros de los demás. Esto hace que cuando no obtengamos lo que anhelamos deseemos que a nuestros rivales les vaya mal.
Para la mayoría de los psicólogos este sentimiento de mal sana competencia es normal en los seres humanos. Pero es necesario que quienes tenemos a Cristo en nuestro corazón marquemos diferencia.
3. Bendiciendo a los demás incluyendo a nuestros enemigos. Mateo 5: 44 “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” el bendecir a los demás incluyendo a nuestros enemigos nos libera de angustia y de toda amargura.
El estar pendiente de los logros de los demás cuando a nosotros no nos están saliendo las cosas como quisiéramos nos causa desesperación y la desesperación nos hace tomar decisiones equivocadas que nos llevan al fracaso. Salmos 73: 2- 4 “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos.73:3 Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos.73:4 Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero.”
Alegrarnos por el mal de los demás nos convierte en personas desagradables ante Dios y ante los demás, las personas que se alegran del mal ajeno es porque se creen menos que ellos. Tu y yo somos un tesoro precioso en la manos de Jesucristo no tenemos por qué sentirnos menos que los demás.