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Salmo 133. Una Vida en Armonia


 Todos los seres humanos de alguna forma queremos vivir bien.

Pero a pesar de mucho desearlo para algunos resulta imposible.

Los seres humanos somos tripartitos, es decir tenemos cuerpo, alma y Espíritu.

Nuestro cuerpo es el que está expuesto a lo exterior.

Nuestra alma comprende nuestras emociones y nuestro espíritu es el medio que tenemos para comunicarnos con Dios y el mundo espiritual.

Para vivir bien se necesita estar en armonía con nuestras tres áreas, el cuerpo, el alma y nuestro espíritu deben estar alineados.

Si estoy bien en lo espiritual, estoy bien conmigo mismo y por ende también estamos bien con los Demás.

La música es el mejor ejemplo de armonía. Imagínate por un momento que pasaría si alguien junta a los mejores cantantes del mundo y les da la orden de cantar todos al mismo tiempo sin ninguna preparación y sin decirles que canción entonarían. Lo más seguro es que la descoordinación sería muy notoria tanto que se escucharía desagradable.

En el salmo 133 Dios nos hace un llamado a través del salmista nos enseña que la única forma de convivir bien y poder disfrutar de tiempos de paz es si aprendemos a vivir en Armonía. V 1.2 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón, Y baja hasta el borde de sus vestiduras;

Nuestra forma de hablar y de actuar debe ir en armonía con nuestra forma de pensar y sentir. No podemos hablar una cosa y comportarnos de otra manera muy diferente.

Como lograr la Armonía en un Grupo.

1. Siendo humildes. Filipenses 2: 3 “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo” una persona humilde es aquella que a pesar de sus triunfos o logros nunca se cree más que los demás.

2. Dejando todo egoísmo. Filipenses 2: 4 “no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” las personas que solo piensan en su beneficio se molestan cuando alguien diferente a él triunfa, el egoísta prefiere perder a tener que colaborar para que alguien más gane.

3. Poniéndose al nivel de los Demás. V 7-8 “sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.  El ponernos al nivel de los demás nos ayuda a entenderlos y poderles ayudar de manera más eficaz.

4. Soportándose los unos a los otros. Efesios 4: 2 “con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor” cuando nos soportamos de manera mutua logramos equilibrio o armonía en nuestra relación, cuando solo uno de los miembros del grupo familiar, espiritual o de cualquiera otra índole es el que soporta, la relación se desequilibra pierde la armonía y pronto se desploma.

5. Renunciando a toda Amargura. Efesios 4: 31 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia” la amargura es un sentimiento que se genera a causa del inconformismo, las personas inconformes con lo que tienen no pueden disfrutar de la vida y de las bendiciones que reciben a diario.

La amargura al igual que una raíz va creciendo e invadiendo no solo nuestro ser, también invade el corazón de las personas que están a nuestro alrededor.

6. Teniendo la capacidad de perdonar y pedir perdón. Efesios 4: 32 “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” las personas con incapacidad de perdonar siempre mantienen vivas las heridas de su alma, la falta de perdón hace que no pueda avanzar.

7. Sintiendo Amor por los demás. 1 Juan 4: 20 “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” solo el amor por los demás hace que pensemos en su bienestar y esto genera buena convivencia.

8. Amándose a sí mismo. Mateo 22: 39 “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” las personas que no se aman a sí mismo no pueden amar a los demás, no son los demás los que nos hacen felices, ser feliz es una decisión, tú decides ser feliz o infeliz.

Solo si aprendemos a tener armonía o equilibrio en nuestra vida podemos relacionarnos con los demás, los seres humanos no fuimos hechos para vivir en aislamiento, los seres humanos fuimos hechos para vivir en sociedad y solo si vivimos en armonía con Dios, con nosotros mismos y los demás podremos vivir en Paz.