Todos los que hemos recibido a Jesucristo en nuestro corazón o quienes por algún motivo nos congregamos en algún lugar ya nos llamamos pueblo de Dios.
para decir
que pertenecemos a cualquier institución humana tal como una universidad, una
empresa o una familia se necesita de algunas condiciones.
O no cumplo
con algunas normas de la institución tales como: hora de entrada, hora de
salida, pago de matrícula, uso de uniforme en algunos casos. Etc.
El pueblo
de Dios no es la excepción, Jehová es un Dios de orden por esta razón nadie
puede llamarse pueblo de Dios tan solo por congregarse en algún lugar o
simplemente haber hecho una oración de Fe.
La exigencia
de Jehová y de Jesucristo para que podamos llamarnos pueblo de Dios es que
cumplamos con sus normas o leyes.
Yo no puedo
ir a una nación cualquiera en el mundo y hacer lo que se me provoca, antes de
ir es bueno conocer cuáles son sus leyes o costumbres para no meternos en
problemas legales.
Lógicamente
si entramos a trabajar en alguna institución o empresa organizada vamos a
encontrar el manual de funciones, es bueno que nos enteremos cuales son
nuestras responsabilidades, que debemos hacer y que no se nos permite hacer.
La única forma
de pertenecer al pueblo de Dios es conociendo y obedeciendo sus normas o leyes,
si no obedecemos sus normas no somos más que oidores o asistentes en algún
templo.
Que necesitamos para Obedecer las leyes o normas.
1.Tenerlas claras en nuestra
mente. V 10 a “Por lo cual, este es
el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice
el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos,” tenerlas en la mente significa que debemos
tenerlas siempre presente.
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1.1. Para
tenerlas en nuestra mente se requiere que las estemos estudiando de manera
constante.
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1.2. Que se
las estemos enseñando diariamente a nuestros hijos o a las personas que
tengamos bajo nuestra responsabilidad. Deuteronomio 6: 7 “y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas
estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te
levantes”
2. Tenerlas en nuestro corazón. V
10 b “Y sobre su
corazón las escribiré;” una vez
memorizadas las normas o leyes de Dios es necesario guardarlas en nuestro corazón.
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2.1. Nuestro
corazón representa nuestras emociones, es el corazón quien guía nuestro
comportamiento. Por eso es necesario que nuestro corazón esté conectado a
nuestra mente.
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2.1. Debemos
amar, pero debemos amar de una forma inteligente, amar sin inteligencia solo
puede ser algo emocional.
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2.2. Nuestra
boca habla de lo que hay en el corazón. Lucas 6: 45 “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón
saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo;
porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
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2.3. Un
adagio popular dice: antes de hablar conecta la lengua al cerebro, más que
conectar nuestra lengua al cerebro, el que debe estar conectado al cerebro es
el corazón.
Si nuestras emociones no están controladas
por nuestra mente se desbordan, se salen de control y nos meten en problemas.
Solo si la palabra o las leyes de
Jehová están en nuestra mete y en nuestro corazón llegaremos a ser pueblo de
Dios. V 10 c “Y seré a ellos por
Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo;”