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Hebreos 8. Como ser pueblo de Dios

 


Todos los que hemos recibido a Jesucristo en nuestro corazón o quienes por algún motivo nos congregamos en algún lugar ya nos llamamos pueblo de Dios.

para decir que pertenecemos a cualquier institución humana tal como una universidad, una empresa o una familia se necesita de algunas condiciones.

No puedo decir que pertenezco a tal universidad de mi preferencia si no me he matriculado

O no cumplo con algunas normas de la institución tales como: hora de entrada, hora de salida, pago de matrícula, uso de uniforme en algunos casos. Etc.

El pueblo de Dios no es la excepción, Jehová es un Dios de orden por esta razón nadie puede llamarse pueblo de Dios tan solo por congregarse en algún lugar o simplemente haber hecho una oración de Fe.

La exigencia de Jehová y de Jesucristo para que podamos llamarnos pueblo de Dios es que cumplamos con sus normas o leyes.

Yo no puedo ir a una nación cualquiera en el mundo y hacer lo que se me provoca, antes de ir es bueno conocer cuáles son sus leyes o costumbres para no meternos en problemas legales.

Lógicamente si entramos a trabajar en alguna institución o empresa organizada vamos a encontrar el manual de funciones, es bueno que nos enteremos cuales son nuestras responsabilidades, que debemos hacer y que no se nos permite hacer.

La única forma de pertenecer al pueblo de Dios es conociendo y obedeciendo sus normas o leyes, si no obedecemos sus normas no somos más que oidores o asistentes en algún templo.

Que necesitamos para Obedecer las leyes o normas.

1.Tenerlas claras en nuestra mente. V 10 a “Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos,” tenerlas en la mente significa que debemos tenerlas siempre presente.

·       1.1. Para tenerlas en nuestra mente se requiere que las estemos estudiando de manera constante.

·       1.2. Que se las estemos enseñando diariamente a nuestros hijos o a las personas que tengamos bajo nuestra responsabilidad. Deuteronomio 6: 7 “y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes

2. Tenerlas en nuestro corazón. V 10 b “Y sobre su corazón las escribiré;” una vez memorizadas las normas o leyes de Dios es necesario guardarlas en nuestro corazón.

·       2.1. Nuestro corazón representa nuestras emociones, es el corazón quien guía nuestro comportamiento. Por eso es necesario que nuestro corazón esté conectado a nuestra mente.

·       2.1. Debemos amar, pero debemos amar de una forma inteligente, amar sin inteligencia solo puede ser algo emocional.

·       2.2. Nuestra boca habla de lo que hay en el corazón. Lucas 6: 45 “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.

·       2.3. Un adagio popular dice: antes de hablar conecta la lengua al cerebro, más que conectar nuestra lengua al cerebro, el que debe estar conectado al cerebro es el corazón.

Si nuestras emociones no están controladas por nuestra mente se desbordan, se salen de control y nos meten en problemas.

Solo si la palabra o las leyes de Jehová están en nuestra mete y en nuestro corazón llegaremos a ser pueblo de Dios. V 10 c “Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo;

Solo el obedecer las leyes espirituales o seculares hace que tengamos una mejor vida, la buena convivencia se la logra solo con obediencia a las diferentes normas divinas y humanas.