Todas las personas que hemos recibido a Jesucristo en nuestro corazón sabemos que a través de la sangre de Cristo ahora somos limpios.
Muchas personas
que no son cristianas también lo saben de alguna manera lo han escuchado en algún
lugar.
En la antigüedad
se creía que a través de la sangre de animales se lograba la purificación y ellos
por la fe que tenían en sesos rituales se consideraban limpios. V 13 “Porque si la sangre de los toros y de los machos
cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la
purificación de la carne”
Si ellos
por la fe que tenían en esos rituales se sentían limpios, con mayor razón
nosotros quienes creemos en la sangre de Jesucristo debemos sentirnos limpios. V
14 “¿cuánto
más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí
mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para
que sirváis al Dios vivo?”
Los pecados
que hemos cometido en el pasado en muchas ocasiones se convierten en obstáculos
para servir a Jesucristo.
Debemos estar
completamente seguros que Jesucristo nos hace de nuevo, con el somos nuevas
criaturas. 1 corintios 5: 17 “De
modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
El ser limpios por la sangre de Cristo no es un acto mágico, es un acto de Fe,
debemos creer que somos nuevos.
El sentimiento
de culpa se convierte como en un ancla muy pesada que nos inmoviliza, nos quita
la paz y hace que vivamos siempre en angustia.
Jesucristo nos
perdona una vez y para siempre, él se olvida de nuestros pecados. Isaías 43: 25
“Yo, yo soy
el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus
pecados.” Jehová sabe que el estar
recordando nuestros pecados es lo que los mantiene vivos.
Los mexicanos
dicen algo con relación a sus muertos: el muerto no está muerto si no se
olvida, para ellos un muerto que siempre se recuerde nunca morirá.
Satanás siempre
nos está recordando nuestros pecados porque él sabe que de esta forma el pecado
siempre permanecerá vivo.
Que cosas debemos tener en cuenta para que la sangre de
Cristo nos limpie.
1. Debemos
confesar nuestro pecado. 1 Juan 1: 9 a “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”
confesar es quitarle la manta o el velo que lo cubre.
·
1.1. Muchos de nosotros preferimos
cubrir los pecados para no verlos, esa manta puede ser: las excusas o
pretextos.
2. Debemos
aceptar que tenemos pecado. V 8 “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a
nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” no
podemos confesar algo que decimos no tenemos.
·
2.2. La única forma de llegar a la perfección
es corrigiendo y la única forma de corregir es si reconocemos que nos hemos
equivocado. Sin corrección no hay perfección.
3. Debemos
andar conforme a lo que decimos que somos, si somos luz debemos andar como si estuviéramos
en la luz. V 7 “pero
si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la
sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”
·
3.1. Nuestra espiritualidad no se
expresa a través de rituales o palabrerías llenas de santidad, nuestra buena
espiritualidad se la expresa a través de nuestros actos o a través de nuestro
comportamiento diario dentro y fuera de la iglesia.
Solo la fe
en la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado y nos enseña a tener una
nueva y mejor vida.