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Génesis 21. Entrega tus hijos a Dios

 

Cuando nuestros hijos son pequeños tenemos control sobre ellos, el problema es que a medida que van pasando los años y nuestros hijos van creciendo sentimos que poco a poco vamos perdiendo ese control que teníamos sobre ellos.

En nuestro afán de mantenerlos en los caminos de Jesucristo empezamos a luchar en nuestras fuerzas y en muchas ocasiones nos equivocamos.

El hecho de que le hayamos inculcado desde muy pequeños los principios cristianos en su corazón y de que se le haya llevado a la «Escuela Dominical» Esto NO garantiza su permanencia en los caminos del Señor, y lo podemos ver reflejado en que más del 70% de nuestros niños cuando crecen, no continúan en el cristianismo.

El problema en muchas familias cristianas radica en que han relegado la educación espiritual en el ministerio infantil de la iglesia o en el ministerio de jóvenes, estos ministerios tan solo son de instrucción temporal por algunas horas o minutos semanales.

La responsabilidad de enseñar y educar a los niños y a los jóvenes en la vida espiritual es de los padres. Deuteronomio 6: 7 “y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.

Muchas iglesias en su afán de mantener contentos a los niños y a los jóvenes y para que los padres mantengan su asistencia, solo ofrecen reuniones de distracción en base a presentar películas, hacer actividades recreativas y los acostumbrados paseos o retiros.

Estas actividades no son malas, lo malo es que han desplazado el verdadero estudio bíblico y formación espiritual.

Muchos de estos jóvenes permanecen fieles a la iglesia mientras no adquieran responsabilidades seculares, que los saquen de las aulas de la iglesia.

Cuando los jóvenes adquieren responsabilidades o se cansan de las actividades juveniles e infantiles deciden no asistir mas a la iglesia y si siguen asistiendo en adultos ya solo lo hacen como espectadores, sin ningún tipo de compromiso con la congregación.

Llega un momento donde las circunstancias nos obligan a dejar o alejarnos de nuestros hijos. Este era el caso de Abraham su esposa lo obliga a dejar a su hijo. V 10 “Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo.

Lógicamente esto no solo nos causa dolor también nos causa gran susto. V 11 “Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo.

Cuando llega la hora de que nuestros hijos abandonen el nido porque ya es la hora, por rebeldía o cualquier otro factor, lo único que podemos hacer es confiar en que Jehová se encargara de ellos en todas sus necesidades. V 17 “Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.

Si dejamos de pelear con nuestros hijos y se los entregamos a Jesucristo él se encarga de darles un excelente futuro. V 18 “Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación.

También se encarga de suministrarles todos los recursos necesarios para que puedan mantenerse vivos espiritualmente. V 19 “Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho

Nuestros hijos no son de nuestra propiedad, tan solo son prestados, es lo que siempre decimos, pero cuando tenemos que soltarlos y dejarlos volar se nos olvida, entrega a tus hijos en manos de Jesucristo él se encarga de ellos.