En este capítulo se nos relata la historia del hombre celoso, el sacerdote toma la misma agua y conjura sobre el agua y la mujer, es decir invoca sobre el agua y la mujer, espíritu de vida si no es culpable y espíritu de muerte si resulta culpable. V 19-21 “Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición; 20 más si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido 21 (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche;”
Claramente nos damos cuenta que el poder no lo tenía
el agua, el poder estaba en las palabras que el sacerdote invocaría sobre el
agua y la mujer, conjurar es invocar.
Jesús utiliza barro y saliva para sanar a un ciego, lógicamente
no era el barro quien lo sanaría, el poder de sanidad estaba en las palabras
proferidas por Jesús. Juan 9: 6-7 “Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la
saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, 7 y le dijo: Ve a lavarte
en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces, y se lavó, y
regresó viendo”
Este término conjurar no es muy conocido en el mundo
cristiano, es más conocido en el mundo sobrenatural de la brujería.
Los brujos lo que hace es invocar espíritus de
muerte, de vida, de prosperidad o pobreza sobre alguien.
La palabra de Dios dice que la única forma de poder
sentir la presencia de Dios y ser salvos es si invocamos la presencia de Jehová.
Romanos 10: 13 “porque
todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
No se trata
tan solo de decir su nombre, es necesario invocarlo de verdad, es decir creyendo
firmemente que al llamarlo el desciende a nosotros. Salmo 145: 18 “Cercano está Jehová
a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras.”
Nuestras palabras tienen poder,
porque con ellas atraemos para nosotros o para los demás lo que proferimos.
Proverbios 18: 21 “La muerte y la vida
están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.”
Muchos
padres dicen a sus hijos ya te veré comiendo barro, cuando tengas hijos lo
pagaras. Etc. Con esas palabras están invocando desgracia y sufrimiento.
Muchos comienzan
el día diciendo que es un día feo que otra vez les ira mal, con esto lo único que
hacen es invocar pobreza.
Cuando bendecimos
y damos gracias por el nuevo día, por nuestros hijos, por nuestro trabajo, etc.,
estamos invocando prosperidad y cosas buenas para nuestra vida.
Como quieres
vivir tu vida, eso depende de la forma de hablar que tienes, en nuestra lengua
tenemos el poder para atraer bendición o maldición, tu decides lo que sale de
tu boca.