La mayoría de los seres humanos sin saberlo podemos llegar a estar esclavos de nuestras emociones. El miedo es la emoción que más nos paraliza y limita nuestra vida. Más allá de este, otras emociones paralizantes y angustiosas como la inseguridad o estados de ansiedad son también formas de miedo. ¿A qué nos lleva vivir una vida constantemente condicionada por nuestros temores?
David estaba siendo dominado
por el temor. V 5 “Yo estoy afligido
y menesteroso; Apresúrate a mí, oh Dios. Ayuda mía y mi libertador eres tú; Oh
Jehová, no te detengas.”
Los miedos son los problemas más
habituales de las personas que quieren experimentar cambios reales y profundos
en sus vidas, bien sea en relación a su propio bienestar, relaciones personales
o de pareja, dificultades sociales o incluso en el trabajo o emprendimientos.
Se trata de una emoción escurridiza,
y es muy difícil detectar esos temores, entenderlos, conocer su significado (lo
que realmente nos da miedo) y sobre todo superarlos. Pero el problema
no es el miedo, sino el modo en el que tú entiendes y gestionas tus miedos.
El miedo es una emoción básica y es
natural y necesario sentirla. Como fenómeno psicológico, nos protege de muchos
factores dañinos. El problema está en cuando hemos creado, casi siempre de
forma inconsciente, multitud de miedos hacia situaciones que no son realmente
peligrosas y condicionan nuestra vida. Miedos a perder, a la soledad, a no
sentirnos capaces...
Ese miedo se termina por transformar en ira,
inseguridades, discusiones, desánimo, o sobre todo en esa parálisis tan
habitual a la hora de afrontar los problemas o de ir hacia lo que
realmente queremos y nos hace felices.
David era un guerrero que diariamente estaba sujeto a
diferentes temores, pero también aprendió a superarlos entendiendo que el único
que le daba felicidad y libertad era Jehová Dios. V 4 “Gócense
y alégrense en ti todos los que te buscan, Y digan siempre los que aman tu
salvación: Engrandecido sea Dios.”
Jesucristo no solo hace milagros físicos en nosotros, también
nos hace libres de todos esos temores. Gálatas 5: 1 “Estad,
pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra
vez sujetos al yugo de esclavitud”
La mejor forma que tenemos para ser libres de todo
temor es estando seguros de lo que queremos y hacemos y sobre todo estando debidamente
preparados y entrenados. Salmo 144: 1 “Bendito sea Jehová, mi roca, Quien adiestra mis manos para la batalla,
Y mis dedos para la guerra”
Jesucristo fue ungido para hacernos libres de todas
esas cadenas emocionales que nos paralizan y nos detienen en nuestro avanzar. Isaías
61: 1 “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre
mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los
abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los
cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;”
Jesucristo perdona todos nuestros pecados, el rompe
todo yugo de esclavitud, en Jesucristo somos nuevas criaturas, el conocer todas
verdades nos hace libres. Juan 8: 32 “y conoceréis la
verdad, y la verdad os hará libres.”
Solo Jesucristo nos hace verdaderamente libres, el no
nos quita los problemas, pero si nos acompaña y nos entrena para que podamos
vivir en libertad.