cuando recibimos a Jesucristo en nuestro corazón, todos decimos a todo pulmón que ahora somos pueblo de Dios. esto en cierta forma es verdad, si aceptamos a Cristo tenemos la posibilidad de convertirnos en su pueblo. cuando nosotros adquirimos la nacionalidad de cualquier país a partir de ese momento podemos decir que somos de ese país, pero el que ahora tengamos esa nacionalidad también implica algunos Requisitos.
Tenemos que someternos a sus leyes,
de lo contrario nos meteríamos en muchos problemas de carácter legal.
El no obedecer las leyes divinas
del pueblo de Dios, puede terminar en maldición para el desobediente. V 3 “Y les dirás tú: Así dijo Jehová
Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras de este pacto”
Muchas personas creen que ser
pueblo de Dios es tan solo congregarse en algún lugar y exigir milagros. Por eso
para muchos la vida cristiana es fácil y hasta cómoda ya que muchos le exigimos
a Dios que se ajuste a nuestras necesidades y nuestros Tiempos.
Condiciones para ser pueblo de
Dios.
1.Oir la voz de Dios. V 4 a “el cual mandé a vuestros padres el
día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oíd
mi voz,”
2.Cumplir las ordenanzas de Dios. V
4 b “y cumplid mis palabras,
conforme a todo lo que os mando;”
Si cumplimos con estos dos
requisitos seremos pueblo de Dios y Jehová será nuestro Dios. V 4 c “y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios;”
Ahora somos pueblo santo, es decir
debemos mantenernos alejados de las tradiciones y costumbres de este mundo.
Deuteronomio 7: 6 “Porque tú
eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle
un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra”
Jehová espera que como pueblo de
Dios que somos marquemos diferencia con el resto del mundo, la pregunta que deberíamos
hacernos es: ¿Si estamos marcando diferencia?
En que debemos marcar diferencia.
1. La mentira ya no debe ser parte
de nosotros. Efesios 4: 25 “Por
lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque
somos miembros los unos de los otros.” Cuando decimos que somos pueblo
de Dios, pero nos gusta las practicas del mundo estamos mintiendo.
2. Debemos controlar nuestro enojo.
V 26 “Airaos, pero no
pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” si tenemos la humildad
como para pedir perdón y perdonar a quienes nos ofenden
3. Debemos trabajar para no caer en
malas Prácticas. V 28 “El
que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es
bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.” Ahora si
estamos dispuestos ara ayudar o solo seguimos exigiendo que los demás den.
4. Nuestra forma de hablar debe ser
decorosa. V 29 “Ninguna
palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.” Nuestra familia
debe ser la primera en beneficiarse de nuestra forma agradable de hablar y
tratar a los demás.
Cuando recibimos a Jesucristo en
nuestro corazón pasamos a ser pueblo de Dios, nuestro comportamiento y nuestra
forma de actuar deben ser quienes lo testifiquen.
