Lastimosamente cada día la convivencia en este mundo es más crítica.
La violencia y las guerras que vemos a diario
entre grupos armados o entre naciones, nacieron del mal deseo albergado en el corazón
de alguien, que se alegró de la desgracia de otros.
Muchas personas no solo se
alegran del mal de los demás, también se aprovechan de su vulnerabilidad para
tomar su puesto y obtener sus beneficios.
Lastimosamente este mal no solo
sucede en el mundo secular, muchos pastores cuando ven que alguno de sus
consiervos cae en pecado o comete algún error, inmediatamente inician un ataque
despiadado ofreciéndose como salvadores y restauradores de las almas que están en
esa iglesia.
En lugar de tratar de restaurar
al siervo en desgracia aumentan mas la cizaña con el fin de invitar al rebaño a
que haga parte de su congregación.
Lastimosamente este tipo de
personas que devoran a los demás aprovechando su mal momento se con vierten en
enemigas de Dios y de todo aquel que en su corazón todavía alberga
misericordia. V 3 “» Por eso
yo, el Señor, digo: Tiro, yo me declaro tu enemigo. Haré que muchas naciones se
levanten contra ti, como levanta el mar sus olas,”
Cuando una persona se alegra del
mal de otro, atrae para si el mal que deseaba para la otra persona. V 4 “y que destruyan tus murallas y
echen abajo tus torres. Hasta el polvo barreré de su lugar, y solo dejaré una
roca pelada.”
No se trata de que alcahueteemos
el pecado, se trata que tengamos misericordia para poder restaurar y
reconciliar con Dios aquella persona que tuvo el Problema. Mateo 9: 13 “Id, pues, y aprended lo que
significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a
justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.”
el mandamiento de Jesucristo es
que no nos alegremos del mal de los demás, a si este sea nuestro enemigo.
Proverbios 24: 17 “Cuando
cayere tu enemigo, no te regocijes, Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón”
en este mundo hay una ley que se
conoce como la ley de la compensación, lo que hago a otros eso es lo que
recibo.
En el mundo espiritual esta ley
se la conoce como la ley de la siembra y la cosecha, lo que siembro en otras
personas eso es lo que recibo o cosecho. Gálatas 6: 7 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo
que el hombre sembrare, eso también segará.”
Por eso la mejor fórmula para
vivir bien, es hacerle a los demás lo que nos gustaría que ellos hicieran con nosotros
en el momento en que los necesitemos. Mateo 7: 12 “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres
hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley
y los profetas”
Recuerda la advertencia de
Jesucristo, el que crea que este firme cuídese de no caer. 1 corintios 10: 12 “Así que, el que piensa estar
firme, mire que no caiga.” en este mundo todos estamos en riesgo de
equivocarnos y resbalar, nunca te aproveches del mal ajeno.
