La humildad es uno de los principales valores que nos enseñaron desde muy pequeños, pero que desafortunadamente cada día se la utiliza menos.
Ser humilde no es ser pobre ni tampoco sentirse menos que los demás.
Ser humilde es no creerse más que los demás, La humildad nos enseña a ser objetivos con nosotros mismos, a tener los pies sobre la tierra aceptar nuestros errores y a ver que todos tenemos límites.
Quien ve la vida con humildad, aceptando sus límites, y los puntos de vista, suele vivir más plena e íntegramente. No se lleva tantas desilusiones, porque no se marca grandes objetivos ni se ve a sí mismo como “alguien perfecto”.
El pueblo de Dios, al igual que muchos de nosotros había perdido la humildad que mantenía delante de Jehová.
Como mantener la Humildad.
1. Reconociendo nuestros Errores. V 2 “Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones” el entender que somos humanos y que al igual que cualquier persona también nos podemos equivocar nos hace humildes.
2. Recordando que no siempre tuvimos una vida de Éxito. V 3-4 “y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre hetea. 16:4 Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para limpiarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas.” el saber que no siempre lo tuvimos todo nos sirve para no humillar a quienes pueden estar pasando por momentos de dificultad.
3. Aceptando que muchos nos Despreciaron. V 5 “No hubo ojo que se compadeciese de ti para hacerte algo de esto, teniendo de ti misericordia; sino que fuiste arrojada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste.” el saber que a nosotros también nos humillaron nos sirve para nosotros no humillar a los demás.
· 3.1. Nuestro corazón permanece sensible y no se endurece ante las personas necesitadas. Las personas arrogantes maltratan y desprecian a otros desconociendo que un día también vivieron de manera no agradable.
4. No olvidándonos de quienes estuvieron con nosotros en momentos de Aflicción. V 6 “Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije: ¡Vive! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive!” cuando nos acordamos de las personas que nunca nos abandonaron y que estuvieron con nosotros cuando más lo necesitamos; nos hace ser fieles a nuestros amigos y familiares.
5. Recordando siempre que si hoy hemos triunfado es gracias a la participación de Jesucristo a través de muchas personas. V 7 “Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta.” el saber que no fuimos nosotros solos los causantes de nuestro triunfo nos hace ser agradecidos, el agradecimiento es la base para la humildad.
6. Valorando y nunca olvidándonos de las personas que nos ayudaron. V 9-10 “Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con aceite;
16:10 y te vestí de bordado, te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda” debemos tener en alta estima a las personas que siempre estuvieron listas para ayudarnos a salir de las dificultades y a lograr lo que tenemos.
7. Reconociendo que muchos de nosotros somos el reflejo de lo que Jesucristo y los demás han hecho de nosotros. V 14 “Y salió tu renombre entre las naciones a causa de tu hermosura; porque era perfecta, a causa de mi hermosura que yo puse sobre ti, dice Jehová el Señor”
Porque se Pierde la Humildad.
1. Sobre dimensionamos nuestra confianza en nuestros dones o habilidades. V 15 “Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras.” cuando creemos que somos los mejores y los únicos por lo general terminamos humillando a los demás.
La consecuencia de creernos los mejores y más que los demás es que por lo general siempre terminamos quedándonos solos. Nadie quiere estar junto a una persona arrogante.
2. Cuando anteponemos lo material por encima de las personas. V 17 “Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombre y fornicaste con ellas” cuando lo material se convierte en un ídolo o en nuestra obsesión terminamos convirtiéndonos en arrogantes y orgullosos.
La altives es el principio de la caída nunca dejes que tu corazón se llene de Orgullo, siempre recuerda de donde te rescato Jesucristo y quienes te ayudaron a salir a delante.